Melquíades el perro, cierto día que a orilla del río agua fue a tomar, reflejado una leona a punto de comérselo pudo observar
- excuse usted doña leona, ya le atiendo, me acabo de asear los dientes porque un tigre me acabo de comer -, dijo el perro con esfuerzo para su mentira esconder
si el perro puede comerse un tigre, malas cosas con ese can me pueden suceder, pensó la leona para su haber e inmediatamente renunció a comer
el felino siguió su camino y el perro sobrevivió a su destino
- ¿ es tan fiero ese perro, que hasta tigres come ?-, preguntó minutos después la leona al loro
- qué grandísima broma y embuste ese perro a su merced le ha jugado, a decir mentiras se ha acostumbrado -, respondió el loro
- monte usted sobre mis ancas y a ese can acompáñeme a interrogar y si descubro su embuste dispuesta estoy a tragar -, favor pidió la leona a su amigo el loro que no paraba de reír y gozar
¡ ah carachas !, el loro Wenseslavo otra vez enamorado, en esta ocasión no de una hipopótama sino de una leona, pensó el perro cuando al loro montado sobre el felino vio, pero un rugido de la fiera la escena cambió
- ¿ me trae usted el león para mi cena que le encargué, amigo loro ?, gracias, buena comisión le daré -, preguntó el perro para su pellejo salvar pero sin en el de la lora pensar
inmediatamente la leona burlada del loro se sintió y con sus garras lo atrapó
Melquíades, arrepentido por decir mentiras y llorando al ver a su compañero el loro, por un disparate suyo a punto de fenecer , extendió la mano al cielo a Dios y a la leona queriéndola saludar y por la vida de su amigo implorar,
abrió su garra ésta y la lora y perro como pudieron salieron en alas y patas a volar
moraleja :
cuidado, decir mentiras pensamos, puede llevar a escasas situaciones graciosas, pero muchas, sino todas peligrosas
mentir : estafa, trampa, fraude y pasión baja del alma que debemos de nuestra vida destruir
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