Laura francoli esquirola me dejo con media cancion y un beso en una cantina, en brunes por alla por el año 1998, mirabamos lo que yo no podia reconocer y que ella adelantandose me aclaro era el tanges, lo cierto es que no lo recuedo, provablemente porque nunca conocí el tanges, salvo por esta aclaracion que quedo tan sucinta como entera en mi memoria, fue un sueño de esos hemosos, no solo porque me escaquiaba en ese entonces de las calurosas noches de la costa del norte chileno que para alguien despierto, sobrio y sureño, son fatales, sino porque su voz melodiosa, su negro pelo y su inarrablemente gracil personalidad harían de su relato cantado y su conversación no solo interesantes sino con todas sus letras un deleite.
Debo decir que de la extensa canción y lo conversado, solo logre rescatar esto:
"laura no va tan triste como dicen
laura la loca no estaba la mitad de triste
de lo que las lagrimas maternas acusaban,
laura la del manicomio
la de la desconsolada familia
no estaba sola en ese macetero pedrusco...
Laura caminó por la vereda de la muerte
joven y bella
como una extraña entre la multitud solitaria
y tranquila
mientras ella saltaba y corria
saludando a los recien moridos
cantando una cancion
que como esta
decia que el malentendido
no era del recuerdo
sino del olvido
de lo que en las marañas del tiempo
perdimos"
Para ser honesto no recuerdo que seguía en su cancion, como mucho menos recuerdo el ritmo ni la exactitud de la letra, o el idioma de ésta; pero ahora que lo cuento, me doy cuenta que debe haber sido un bolero o una milonga y si me animo al relato es justamente porque al despedirse me dejó aquel beso que me desperto sobresaltado, como cuando se sueña la muerte justo antes de morir soñando, esta vez laura me habia besado y no alcance a despertarme antes.
Me encontre entonces solo en el cuarto de aquel hotel antofagastino, solo con un miedo que nunca he vuelto a sentir, lo macabro por supuesto no fue el beso, sino descubrir esta verdad que me perseguira hasta el final de mis días: la muerte, sabida e inexpugnable , no da miedo en los labios de Laura la loca.
J. U. |