Nov. 2010. Reflexiones nostálgicas…
Se ha ido el mes de Octubre, con sus noches, sus lunas, y me deja las grandezas que dio a mi vida, un nuevo aniversario en la existencia de mi hijo, el nacimiento de mi adorable sobrina Marifer, para alegría y felicidad de sus padres, un cumpleaños más de mi silenciosa y amargada hermana, la fiesta en honor a la mujer a quien debo la vida, mi madre.
Se ha ido Octubre, salgo de mi rincón existencial, abro las manos y siento en ellas, el brillo cálido de una estrella.
A veces, la situación abrazadora de mi lenguaje me pide a gritos insultar con rabia a las sombras para ahuyentarlas, y así, la luz fije su formidable y bello andar en el espacio liberado.
Que el sol y su llamarada siempre alumbren a dondequiera que estén, a quienes creyeron que la fraternidad y el amor eran posibles.
Que el astro de la justicia siempre ilumine sus sepulcros.
Hay muchos tipos de sueños, algunos se cruzan en nuestras vidas, invisibles a nuestra memoria, otros, los reconocemos justo cuando nos envuelven en su halo de realidad.
Suceden, simplemente suceden, sólo nuestra intuición es capaz de sentir esa realidad, antes de que pudiéramos tocarla, sentirla, acariciarla entre nuestros dedos.
Tal vez empezó a existir antes de que tuviéramos un nombre con el cual protegernos, más allá del significado que otros puedan darle.
Puede ser que desentumecer nuestros pensamientos, opacos en ocasiones, llenándolos de luz, ayude a poder creer en lo que somos, ayude a recordar las cosas que nos hacen sentir bien.
Aunque nadie nos dijo que el amor es menos limitante, nadie nos dijo lo que pasaría si dejábamos de soñar y matábamos la esperanza.
Tal vez por eso, dejamos de mirarnos a los ojos, y caminamos de prisa, dolientes para que nadie descubra lo que no queremos ver.
Los mejores sueños, son esos que se acurrucan en nuestra piel desnuda al amanecer, mientras nos abrazamos a su tibieza.
Son aquellos que nos despiertan con una sonrisa, aquellos que podemos compartir mientras alguien nos escucha con la mirada iluminada, nos rocía las manos con ternura y nos sigue recordando que, a pesar de que todo parece indicar lo contrario, si sigues las señales de tu corazón, los sueños pueden hacerse realidad.
Así, podemos volver a soñar y reinventarnos.
Mientras se escurre el tiempo entre mis dedos, atrapada en silencios, desatada en palabras, envuelta en un húmedo amanecer, despierto.
No es demasiado tarde, ni demasiado pronto, sólo un nuevo amanecer, un nuevo comienzo, mi imaginación refleja la certeza de que nada es nuevo, de que todo lo es, formando parte de un proceso, de una experiencia anterior, es sólo un punto de inflexión, un constructor de esperanzas…
El camino a mi espalda desaparece, sencillamente lo andado queda integrado, no hay marcha atrás, sólo existe en mi, la vida me lleva adelante, me toma la mano y me ayuda a levantar una y otra vez.
La soledad es un espejismo, no es real, empiezo a sentir otras gotas de agua en mi contorno, somos mar, gota a gota, equipo.
Hoy siento agotadas las palabras, como si pudiera prescindirlas para refugiarme en el cálido silencio de sus abrazos, de las generosidades, de cada uno de los momentos que hace mucho no existían, ahora eso no me preocupa, en realidad en este momento me siento en paz, como si al fin disfrutara el agua que calma la sed, soy agua con el cuerpo que habito, en la lluvia que baña, en las caricias que me erizan la piel, soy agua en el océano inmenso de la vida, puede que únicamente sea una gota, más… eso no importa.
Nada existe, ese, es el primer paso para existir, igual que el amor, siento, que cuanto más se ama, menos se desea poseer, sólo se comparte, actos generosos que contagian, regalo que se expande más allá de los limites de la felicidad, y que produce la complicidad de una sonrisa con efecto de boomerang.
Hoy me doy la oportunidad de cambiar, de transformar algunas cosas que dije, que pensé, la vida se renueva a cada instante, y cada instante ofrece la oportunidad de volver a empezar, de tomar la responsabilidad de cada acto, de cada palabra, de cada silencio, de cada mirada, para tomar acción en el mundo.
Con reflexiones nostálgicas, desde BC, mi rincón existencial, Andrea Guadalupe.
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