Calurosa tarde de noviembre,
Modorra que no termina de irse,
Y muchas ganas de no hacer nada,
Solo esperar que mengue el calor,
Que el sol deje de atormentar
Al ventanal, que se empeña en seguirlo.
Logrando que lo tórrido de la calle
Inunde la habitación en que me encuentro.
Un televisor encendido en algún lado,
Trae el relato de un partido de fútbol
Alguien escucha música a toda orquesta.
Los ruidos de la acera van despertando,
De un siesta que se prolonga sola.
No vienen ideas a mi cabeza,
Ni se si quiero que vengan.
Es uno de esos momentos,
En que lo único que se desea
Es lograr la nada perfecta
Del no hacer ni sentir nada.
Pero es inútil. Están ellos.
Los recuerdos, las nostalgias,
Que escabulléndose de todo
Se empeñan en reaparecer
Cuando menos los esperamos.
Ya me canse de intentar ahuyentarlos,
De procurar reemplazarlos
Por inútiles lecturas.
Ahora los dejo que se explayen,
Que uno tras otro en loco carrusel
Pasen frente a mí rememorando
Lo que a ellos se les ocurra evocar.
Después, cuando se agoten,
Y con las sombras de la noche
Finalmente se retiren,
Me quedaré con los mejores,
Los mas gratos, los intensos,
Esos en los que siempre,
Inevitable y fatalmente,
Estamos vos y yo. S.E.U.O.
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