Te veo hermosa y se me mueve el alma,
me late el corazón con dolor,
y mis ojos saltan a otra dirección.

Jamás creí amarte tanto,
nunca vi una primavera más bella a tu lado,
una primavera con dulces aromas,
flores de colores y formas,
fresca hierba y viento con olor a menta.

Aquella fresca brisa,
aquel aire latente que me regala una sonrisa,
ahora que tú no estás a mi lado,
creo ver tristeza y espesa niebla,
aquella nube oscura que me lastima,
aquella nube oscura que me atormenta,
pues extraño tus escasas caricias,
tus tiernos y almibarados besos,
extraño, amada mía, tu fría pero cordial presencia.

Juan David Camargo Reyes - El romántico gris