Para llegar a Dios, no necesitas escaleras, ni subir pisos. Ni alojarte en cuartos elegantes, blancos, tampoco usar el sari más caro. Ni tacos para resaltar que eres santo, ni gritar de lo bien que te has portado, solo ser claro de corazón y manos. Octavo mes.2009
Texto agregado el 06-11-2010, y leído por 235 visitantes. (0 votos)