Veo sus cartas, y me pregunto si realmente te ama como yo. Quizás solo eres un capricho más… un trofeo para su colección… bastante grande ya. Así que tengo razones de sobra para no creer que eres su punto final… es más, creo que solo eres una coma entre los verbos de su vida.
No te enojes, no es con mala intención, pero ¡maldita sea!, te amo… no quiero verte sufrir, a pesar de que tu si me estas lastimando.
Piensa, o al menos imagínate como me sentí aquel día en que me hablaste de el… esa noche en que pensé que nunca nos separaríamos. ¿Recuerdas que buenos tiempos…? hasta que ese entrometido desgraciado vino a… ya no importa.
Sabes que mejor vete ya de una vez con el… seguramente te va a cantar mejor que yo, un par de baladas y una de esas ridículas canciones pop que tanto te vuelven loca. O quizás te escriba una porquería de poema pegajoso para que se te ericen los pelos, de esos llenos de halagos hipócritas y falsos. Si, te consentirá en todo y nunca te dirá la verdad. No, claro que no, porque no te gusta la maldita honestidad, ni que te enfrenten con claridad, porque es cruda y áspera como mis palabras, ¿cierto?
Perdóname, pude quizás ser mejor… de todas formas no te merezco… si eres un regalito de Dios que no pude cuidar.
¡Ugh, ya vete!, en serio, te debe estar esperando con champagne, rosas y una estúpida sonrisa de galán.
Pero no te vayas así nada más… por favor, déjame algo para recordarte unos días y poder llorar… no, no, vete y por favor… no vuelvas más.
|