Algún día como todo hombre soñé con volar...
Creo que es natural que un niño pueda pensar cosas tan fantásticamente reales, lo que no puedo entender es como al crecer perdemos la capacidad de percibir que podemos hacerlo. Un concepto tan básico y propio de la naturaleza humana, la vemos disolverse entre irrealidades del adulto que consideramos "necesidades".
Toda meta del ser humano es, en un principio, un sueño; mas aún, la serie de eventos que nos llevan a su consecución no son otra cosa que magia, pero nos hemos dejado perder tanto en medio de cosas irreales como nuestro "futuro feliz", que al crecer despreciamos estas capacidades "de niños" al considerarlas "normalmente inocentes" y dejamos de darnos cuenta que cuando nos aferramos a cada uno de estos sueños estamos literalmente en las nubes, es decir, volando.
Nos creemos capaces de todo, porque inconscientemente sabemos que podemos hacerlo, que aquello que llamamos real no lo es, y aquello que llamamos fantasía es tan real como el mismo dolor. Y, al llegar a este punto, cuando podemos volar, llegar lejos y alcanzarlo todo, volvemos a equivocarnos, dudamos de lo que podemos, porque la "ciencia" nos dice que "no podemos" y creemos pues más en lo que otro piensa, que en aquello que realmente podemos hacer y entonces, por leyes de la fantasía, hacemos real lo irreal, o sea, NO PODEMOS VOLAR.
Mas como ya estábamos haciéndolo, por leyes de la física y la gravedad, caemos a un mundo "real" y al hacerlo, por leyes de la naturaleza, nos golpeamos, sufrimos y lloramos, dejando que otro nos diga cómo vivir NUESTRA vida, cómo tomar decisiones y aún peor, cómo y donde equivocarnos.
Por eso hago hoy un alto en el camino acelerado de la sociedad occidental a la que pertenezco, levanto mi voz a todos aquellos que como yo aún conservan vivo su niño interior, recordándoles la importancia de sus sueños y mas aún de seguir creando cada día sueños nuevos, porque vivir no es conseguir un objetivo, sino mantener la capacidad de descubrir una nueva razón para seguir adelante luego de haber logrado dicho objetivo, una nueva meta que conseguir, porque como decía alguien alguna vez "la vida no se mide por todos los momentos que respiras, sino por aquellos que te dejan sin aliento", porque morir no es dejar de respirar, sino carecer de un motivo por el cual luchar, por el cual respirar.
A todos aquellos que no han perdido la capacidad de sorprenderse y disfrutar de aquellas cosas hermosas que la vida nos ofrece sin pedirnos un precio a cambio. Para aquellos que se estremecen viendo caer un hermoso atardecer o viendo nacer un nuevo día. A todos aquellos que saben lo que cuesta dar tu vida por otro ser, sin esperar recompensas o galardones y menos aún aplausos del público, les pido hoy que alimenten ese fuego que arde en su interior, ese fuego que le da vida a ese niño, que les permite disfrutar su vida y sonreír a pesar de las situaciones caóticas, de las tristezas y perdidas. |