Sonrío, sello en mi papel
la tinta sagrada de
las piedras
los momentos sagrados
de la memoria,
de los impulsos guardo
tu aroma a
madera,
a desapego,
a madurez,
a solitaria felicidad.
Mis labios, paralelos a la
conciencia,
al rencor, han callado
serenatas.
Calíope no me sopla al
oído ya la vendimia
de sus voces polígamas
polífágicas
poliformes.
Mis brazos no cesan
con su discusión de la
fuerza de mis usadas caderas.
Mis pechos no laten,
con la cordura de
la usanza antigua.
Desnudo la pared
con mis besos machucados
y los dientes de la
memoria
me palpitan en el sexo rencoroso.
Postrimerías, redundancias,
ganas de apagar el calefont cuando
tus pies en mi boca se bañan.
Lenguetazos, braceadas,
ganas de batir la sopa Maggi
en la olla desmigajada.
Amor de plumavit,
te me vuelas en la alegría
de tenerte,
como las hojas, nuestra sonrisa,
TÚ
- creo que yo -
NUNCA PODRÁS NEGAR QUE
NUESTRAS SONRISAS SERÁN
MOMENTÁNEAS. |