Qué hermosa te ves cuando bostezas y mis palabras flaquean abruptamente. Qué hermosa te ves cuando imagino que mis poemas te complacen y que cuando cierras los ojos lo haces para disfrutarlos más. Qué hermosa te ves cuando –después de un rato– subes la mirada y me dejas ver esos enormes ojos. Qué hermosa te ves cuando das golpecitos sobre la mesa con tus dedos y te asomas a tu muñeca de vez en vez, cada vez más. Qué hermosa te ves cuando intentas callar mi boca besándome a los labios y mis labios se mueven y entonces hablan sin sentido. Qué hermosa te ves cuando la paciencia te abandona y tu voz me calla. Qué hermosa te ves caminando por esa calle alejándote de este poeta anacrónico.
Texto agregado el 29-04-2003, y leído por 327 visitantes. (1 voto)