ROMPER LA RUTINA

A veces romper la rutina es saludable.

Poseo una gran virtud (sin ser virtuosa) me olvido del día, la hora, pero jamás la causa

Recuerdo que esa mañana me levanté como todas mis mañanas.A escribir los desgarros de mis tristezas y me encontré en un laberinto él, con Minotauro y todo

De pronto, apareció en escena un ser extraño, quién dijo ser el que manejaba toda la página de Cuentolandia, pero de incógnito, ya que se sabía su nombre pero, pero no sus actividades.
Sonriente y hasta se podría decir, atractivo se dirigió hacia mí con pasos de militar y con voz ronca me dijo: ¡Está condenada por un determinado tiempo al silencio más absoluto!!!!!!!!

Y con ayuda de sus secuaces me llevaron al paredón. Creí que me fusilarían.
Con un hilo de voz, pregunté:¿y yo que hice?
-¿Le parece poco, adoptar personajes sin mi consentimiento?-
Y como buena mujer, llevé a mi familia ficticia y nos escondimos en una en una bifurcación del laberinto
De día escarbábamos una luz que nos indicara alguna salida, por miedo a que nos sacrificaran como ofrenda al bicho ese.
Pero todo calvario tiene su fin y llegó el día en que sin darnos cuenta, encontramos la salida.
Ya a esa altura habíamos entablado una amistad con el cuidador y después de tomarnos unos mates, nos despedimos con la firme promesa de visitarlo.
De lo que me olvidé de preguntarle es si era un toro o un hombre-