Este texto es parte de la serie de Memorias de niñez.



Lila 9 años

¡Esta navidad fue la peor de todas! ¡Ningún regalo en el mundo puede compensar lo que me paso esta Navidad!
Un rato antes de las doce, antes de ir a buscar a papá Noel con mi prima Celeste y sus hermanitos, entre a la pieza de mi mamá para buscar mi bincha rosa y no van a creer lo que encontré. ¡Mi tío Alberto se estaba poniendo el traje rojo de papa Noel! Me asuste mucho, el no me vio, porque cerré la puerta rápido y me fui corriendo. Al principio estaba confundida, no entendí muy bien lo que hacia mi tío ¿lo conocía a Papa Noel?
Después me acorde de cuando mi compañera de colegio Ana me dijo que a ella le habían dicho q papa Noel no existía de verdad, me acuerdo porque ese día me mandaron a dirección por pelarme con ella. Baje hasta donde estaba mi familia pero no les dije nada. Cuando se hicieron las doce mi prima Celeste nos llevó a mí y sus hermanitos como siempre a buscarlo a papa Noel en la terraza. Nunca grite tan fuerte para que aparezca, y al mismo tiempo buscaba con la mirada donde estaba mi tío Alberto. De repente apareció el viejo barbudo, con su traje rojo y la bolsa llena regalos. Me acerque a saludarlo y lo vi, de repente me di
cuenta de la máscara, y vi atreves los ojos de mi Tío Alberto. Mis primitos más chiquitos corrieron emocionados a abrazarlo, repitiendo que no podían creer que estuviese papa Noel allí en mi terraza. "No se puede creer porque no es verdad" les dije enojada y le arranque la máscara a mi tío Alberto con mucho mucho rencor. Todos se callaron, Tomasito el más chiquito se largó a llorar. Hoy me castigaron por eso, no puedo salir en todo el día de mi pieza. Pero si me preguntan a mi es una injusticia, porque ellos son los que mintieron, ellos deberían ser los castigados, después de todo siempre me dijeron que mentir está mal. Además, si me mintieron en eso ¿quién sabe en qué más? Yo ya no sé que es verdad.