Apenas pude y me sentí capaz tome sus manos entre las mías
Mi sentir las aferraba fuertemente como quien, movido por el miedo, esconde entre las manos un tesoro personal justo antes de que la intuición dicte que será arrebatado.
Después de tanto tiempo sentía que todo mi existir cabía en una silla, mis ojos para ella, mis manos para las suyas y mi voz, que no hacía más que buscar la melodía capaz de capturar sus sentidos, llenaba aquel espacio románticamente bohemio y estresantemente gigante.
Estábamos allí, después de tan larga encrucijada en que nos había puesto el caprichoso porvenir. Inesperadamente la encontré un día como quien encuentra una joya antes querida mezclada con otras que por un instante parecen ajenas. Intercambiamos más palabras que miradas y su sonrisa! Llenaba tanto aquel lugar en que la encontré que mi corazón inevitablemente respiro de ella… su sonrisa!
Para ese entonces este egocéntrico y habiloso personaje aseguraría que en poco tiempo con un par de versos bien ordenados y una linda canción bien entonada la tendría en su lecho y la amaría piel a piel. Que equivocado estaba!
Volviendo al espacio gigante y bohemio que más que romántico era estresante porque estaba tan hermosa pero tan distante. Mi razón lucho contra su pasión que amargamente desbordaba por otro corazón. En menos de diez minutos comprendí, aquellos hermosos y redondos ojos negros perdían el brillo y su piel dolía del deseo y no por mí. El musculo dentro de su pecho se encontraba en una guerra en la que la razón le saboteaba todas y cada una de las estrategias que con mucho recelo construía en silencio. Entonces me limite a escucharla y desearla… con cada centímetro cuadrado y cubico de mi ser.
Mientras aquel caballo motorizado nos llevaba al lugar donde inevitablemente le diría adiós, adiós hasta que su batalla termine, adiós con la esperanza de que en aquel momento el porvenir se encapriche con ella y conmigo juntos nuevamente en aquel lugar pero libres para escogernos, imaginaba su cabello resistiéndose al viento, sus ojos tristes y sin embargo; su sonrisa!! Aquella sonrisa que se guardaría exquisita e intacta en mi memoria. Incluso hoy la recuerdo, no ha cambiado nada, el tiempo no ha sido capaz de dejar rastro en ella.
Con un fuerte apretón de cuerpos nos dijimos hasta pronto sin sospechar que “pronto” se convertiría en años, largos años bien vividos pero divididos ella y yo.
Hace un tiempo eché mi suerte a andar y que hermosa causalidad! La encontré nuevamente en mi camino, tan llena de vida, tan bella, como una leona elegante y orgullosa, derrochando seguridad.
Después de jugar al enamoramiento caímos una noche en mi lecho, este que jamás dejo de esperarla sin sospechar que un día llegaría. Fue acaso el descubrimiento del fuego que éramos capaces de encender o la pureza de la entrega que fuimos capaces de sentir lo que me enamoro. Me enamoré, no la primera noche, sino una anterior.
Casi como adolescentes jugamos a ser novios y para hacerlo más real jugamos también a encontrar nuestras diferencias… y que sorpresa, caray que las encontramos! A veces parecían diferencias y a veces nos sorprendía un espejo en frente y era ella! o yo?
En el mundo de ella no había espacio para un tipo como yo. En cambio, y no es contradictorio, en mi mundo había espacio para ella, pero para ella cuando quiera un tipo como yo.
Yo fui muro de piedra y ella de cristal. Una pequeña piedra hubiera penetrado aquel obstáculo que puso entre los dos pero estas manos inmóviles de piedra no serian capaces de cobijarla después de ponerla al descubierto. Fue entonces cuando desistí. La amaba, por fin la tenía en mis brazos, por fin fue mía pero tan hermosa y tan distante a la vez. Solo que esta vez la distancia la marque yo, inevitablemente yo, caballero solitario de coraza fundida entre hierro y piel.
Volvimos al espacio donde mis manos aferraron las suyas. Inesperadamente todo había cambiado, no era más un espacio estresantemente gigante ni románticamente bohemio. Era la cruda realidad.
Esta vez nos dijimos hasta pronto sabiendo que era un adiós pero sin sospechar que sería un hasta nunca.
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