Natalia después de comerse las dos papas y el medio vaso de agua panela, ritual eterno e inevitable noche tras noche, en la estrecha y deprimente choza, donde vive desde que su mente recuerda con su hermana y su interminable madre. Cerro sus desgastados ojos de forma inerte al tiempo que se desmoronaba en su retaso de cama llamada estera para simplemente no sufrir más.
aquel día había tenido un jornal inhumano en la finca de don Arnulfo consuegra, quien la había castigado con cinco horas más de trabajo por haber llenado su canasto tejido en bejuco con café verde, error típico que se comete cuando la neblina está extremadamente baja y el pasto muy espeso.
Sin embargo Don Arnulfo nunca veía esto, el dice que su trabajadores son unos casquisueltos que utilizan esta escusa para enchocharse mejor dicho para hacer flojera, olvidándose de trabajar, y termina siempre diciendo lo mismo, que el mas alcahueta de todos es su hermoso y extenso cafetal por ser tan frondoso y espeso imposibilitando el constante cuidado de sus empleados.
Don Arnulfo piensa que recolectar café lo más fácil de este mundo, claro después de durar cuarenta y cinco años en este oficio todos los días, a cualquiera le parecería sencillo, pero la verdad es que es un oficio muy difícil en el cual las manos se llenan de llagas y sangran por el constante roce con los tallos de las matas, solo después de unas cinco o seis temporadas recogiendo el grano, las palmas y los dedos se acostumbran.
Natalia como muchas otras muchachas era primeriza en este tema, ella sufrió el destino que nadie quiere, gracias a la guerrilla quien acuso a su padre de ser informante de los paracos, uno de los mil términos acuñados para dirigirse a los paramilitares, y lo mato picándolo con un machete y tirando al rio. Era recolector de café, como todos los no estudiados del bajo caldas colombiano.
Natalia siempre te recordare……………..
Cuando te tomes una taza de café que sea el mejor del mundo el de mi tierra Colombia y recuerda que detrás de cada gota de café hay una gota de sudor.
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