ya no quedan fuerzas. siento lágrimas furtivas en el fondo del armario que anudan gargantas caracolas que anuncian quietas lunas en el dorso del reverso de la parte de atrás.
disfrazate de zorrita mi amor. tus caderas dicen el resto, tu piel canela tu señuelo alberga un almíbar tan dulce. sin embargo te fuiste a pasar unos días fuera y luego ya veremos si nos veremos.
en cambio otra foto en blanco y negro de noemí, preciosa niña ya mujer que en mi adolescencia contribuyó a aumentar mis miedos y vergüenzas, ahora luce en nueva york, y al pie se cuenta que se sacó un título en una universidad de allí. tu ansiedad aspira el cigarro con fruición. mis sueños se van con el humo. cuanto anhelo soñar a tu lado.
en otro frente abierto, una dulce hembra madura me tienta a 100 kilometros dista. no tiene tiempo pero tampoco vergüenza. me encanta. dice que cuando me vea me repasará a besos y lametones. le digo que yo la joderé como a una perra.
las vecinas cierran sus cortinas, verdes esperanza eso sí. sus voces inundan mis venas. exagero.
las muchachas que transmiten vía cam bien valen una siesta. las niñas que juegan con su perro, que impúdicas muestran los gestos aprendidos de encantadoras zorritas más hechas. su atención es voluble, nada que ver con sus carnes que son firmes.
otros piden pasta para inaugurar su virginidad digital.
unos agradecen el tono amable de los contertulios
la diosa que se encarama en primer lugar, sonríe con labios reconocibles en otras mujeres ardientes que pasaron, resucitan instintos enterrados.
bragas, cueros, tangas, botas, capuchas, vibradores, esposas, no pueden más que resaltar miradas, lenguas, labios, vaivenes, contracciones, espasmos, estiramientos, gestos, emociones, gemidos, risas.
vacío salgo dispuesto a pasar una noche de disfraces, de risas, de drogas que ayuden a mis neurotransmisores para que mis neuronas pasen un buen rato, de risas, cachondeo, algún beso, alguna sobada de culo, quizás algún teléfono para prolongar lo iniciado, |