La mirada de Mar fue un puente de amor para convencer a julio de que todo estaba bien así, ella deseaba olvidar, dejar atrás ese pasado que la lastimaba y perturbaba en demasía, quería salvar su alma de la desolación.
Hace un tiempo maravilloso dijo Manuel, vayamos a la playa a disfrutar de una tarde especial todos juntos como despedida de fin de año, Mirasol no se quedo atrás y sugirió llevar bebidas y comida, también algún otro compañero dejo oír su vos de alegría , así partieron todos, en el Torino azul del viejo marinero a quien sin permiso se lo sacaron de entre las dunas prestado, Mar estaba radiante, su belleza dejaba traslucir su inmensa felicidad, veía a Julio a quien amaba desde hacía mucho tiempo y podía vislumbrar que se acercaba un pasito mas a la conquista esperada.
Ya en la playa todo fue entretenido, jugaron, nadaron, y la bebida corrió por una calle desierta en picada, ese día Julio y Mar se conocieron se enamoraron, fluyo el amor intrincadamente hasta llevarlos a la dicha deseada.
Las horas pasaron y el tiempo del amor también; ellos de pronto, se encontraron desteñidos en ese libro de la vida que juntos un día comenzaron a escribir, y que ahora no sabían bien como cerrar la última página.
Ese día Mar encontró muchas maneras de hacerlo, pero no la adecuada, si bien Julio sabia del final agonizante de la historia quería sobrevivir a ese momento, dejarlo atrás, y conseguir un final perfecto, algo que valiera la pena de dejar en cada corazón.
Mar eligió un final lleno de juegos, de promesas, para germinar un comienzo que murió mucho antes de nacer.
Julio creó una atmósfera de libertad, de pasión y emociones compartidas, cada cual sabía lo que quería escribir de su historia, pero como siempre la lucha interna entre ambos no les dejaba pensar, de qué manera seria más recordada en el tiempo.
Una tercera persona asomo al dialogo y puso su granito de arena, dejando en claro que para que la historia existiera, él y otra persona más fueron víctimas inocentes de esa locura que apenas duro una tarde de playa.
Coincidieron ambos que el mejor final sería dejar sobre las rocas del lugar, el nombre de ellos dos plasmados con la fecha de ese día, y los nombres de quienes fueron al final sus victimarios.
Cuando todo termino el mar se llevo dos cuerpos, las rocas brillaron con sus nombres en una despedida final, los protagonistas de que así sucediera cruzaron el puente de la vida tomados de la mano en busca de la felicidad compartida.
MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI
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