El primer día que mis ojos te miraron.
El primer día que mis oídos te escucharon.
El primer día que mi boca te habló.

Te recordé, sin haberte vivido.
Te reconocí, sin haberte conocido.
Te resentí, sin haberte sentido.

Desde ese día, mis ojos buscaron a los tuyos.
Desde ese día, mis oídos buscaron tus palabras.
Desde ese día, mi boca buscó decirte más.

Te recordé, sin haberte vivido.
Te reconocí, sin haberte conocido.
Te resentí, sin haberte sentido.

Desde ese día, sentí que algo nos unía.
Desde ese día, sentí que te conocía.
Desde ese día, sentí que te quería.

El resto de días, mis ojos te han mirado.
El resto de días, mis oídos te han escuchado.
El resto de días, mi boca te ha hablado.

Ahora, te recuerdo, de haberte vivido.
Ahora, te reconozco, de haberte conocido.
Ahora, te resiento, de haberte sentido.

Pasa el tiempo, lento, pausado.
Desde el primer día, que lo sentí.
Desde ese día, qué lo comprobé.
Desde el resto de días, qué lo afirman.

Te recordé, sin haberte vivido.
Te reconocí, sin haberte conocido.
Te resentí, sin haberte sentido.

Nuestros ojos se han encontrado.
Nuestras almas se sienten.
Nuestros corazones se quieren.

Me lo has dicho con tu ojos.
Te lo he dicho con los míos.
Me los has dicho con tus gestos.
Te lo he dicho con los míos.
Se lo hemos dicho al mundo con nuestra sintonía,
El mundo nos lo ha dicho con sus palabras.

Pero aún no hay sonido, en esta melodía.
Pero aún no hay valor, en esta película.
Entre nosotros permanece el silencio.
El silencio nos ha invadido.
El silencio nos sujeta.
El silencio nos alimenta.
El silencio del miedo nos ha contamido.

Mi labios no han llegado a besarte.
Mis brazos no han llegado abrazarte.
Pero, mi corazón ha llegado a amarte.

Esto es el silencio.
El silencio del miedo.
Porque no esperaba encontrarte.
Llegaste en un instante, sin avisarme.
¿Y ahora qué?