...Y entonces desperté encontrándome al parecer en la mitad de una vetusta escalera, de piedra ennegrecida y cuyos extremos se extraviaban en una profunda oscuridad. No sabía si subir o bajar pues mí mirada solo llegaba a distinguir, unos cuantos escalones, unos cinco o siete tal vez pero a partir de allí el trayecto se tornaba desconocido. Pensé que lo mejor para mi condición era quedarme quieto mientras trataba de asimilar lo que me ocurría. Así que cerré los ojos tratando de hallar las razones que habían originado dicho infortunio pero no encontre ninguna de considerable mención, ni siquiera un recuerdo desagradable en lo que hasta ahora había sido mi vida. ¿Entonces porque estaba allí? ¿Por qué mi existencia se había reducido a la simple contemplación de un lugar oscuro, húmedo y frio? ¿y En qué momento mis decisiones se habían simplificado hasta convertirse en solo una: subir o bajar? Sacudí mi cabeza para espantar mis pensamientos y trate de levantarme pero descubrí para mi desgracia que mi cuerpo se hallaba adolorido y me era difícil sostenerme. Entonces me dedique a Detallar nuevamente el lugar y lo único nuevo que percibí fueron dos pequeñas lucecitas, casi exiguas, que se vislumbraban en cada uno de los extremos, parecían moverse hacia mí pero estaban demasiado lejos para asegurarlo. ¿Qué hacer? ¿Me quedaría allí hasta esperar que todo se desvaneciera como un mal sueño o intentaría caminar hasta encontrar una salida? Pero si decidía caminar a donde me dirigiría ¿arriba o abajo? En la circunstancia en que mi cuerpo estaba lo mejor era caminar hacia abajo debido a que esto me exigiría menos esfuerzo, pero la incertidumbre de toparme al final con un pozo de aguas turbias, con animales salvajes con llamas incandescentes o con cualquier otra clase de castigo me inmovilizaba. No obstante el mismo temor me invadía si quería ascender pues me aterraba la idea de enterarme que la escalera no había sido construida del todo y que al final solo me esperaba un profundo abismo. Mire entonces la vela que estaba a mi lado y me di cuenta que no podía postergar mas mi decisión. Se consumía rápidamente y con ella su luz. Así que definitivamente bajaría, era lo mejor considerando las dolencias de mi cuerpo. Me levante con sumo cuidado tratando de conservar el equilibrio. Lo hice despacio, hasta que pude sostenerme. Mis piernas comenzaron a temblarme como si nunca hubieran soportado mi peso. No entendía entonces porque todo mi cuerpo parecía haber sufrido un estremecimiento tan fuerte que casi me era imposible caminar. Di un paso, di otro hasta que me tope, sin darme cuenta, con una de las luces que había visto al principio. Era una lamparilla sostenida por un hombre de smoking, de anteojos grandes y cabeza despoblada. Tropezó conmigo pero continúo su marcha. Parecía apurado.
-¿Es mejor subir o bajar? Le alcancé a gritar Antes que desapareciera del todo.
-Por supuesto es mejor subir- y se detuvo mirándome fijamente- yo voy subiendo ¿Quiere acompañarme?
-Quisiera hacerlo, pero tengo que confesarle que me duele el cuerpo y no podría ir a su ritmo.
-lo lamento no puedo esperarlo. Llevo tiempo caminando en esta escalera y creo que al fin voy a encontrar la salida. Pero no se preocupe si decide ascender de seguro usted también la encontrara Y diciéndome esto reanudo su marcha y desapareció en la penumbra tan rápido como había surgido.
Acepte la sugerencia de aquel hombre y decidí Entonces que era mejor subir. Así que inicie aquella difícil labor, escalón por escalón, tratando de equilibrar mi cuerpo para no caer mientras sentía como el calor de la esperma se deslizaba entre mis dedos. Cuando llevaba cierto trayecto mi cuerpo no resistió más y se desplomo por el dolor y el cansancio. Tuve que hacer un movimiento rápido para no precipitarme al vacio pero la vela no corrió con la misma suerte y desapareció anegándome en la más densa oscuridad. Por primera vez sentí miedo y llore en el piso frio y húmedo. No entendía porque estaba allí, si había sido tan bueno, tan condescendiente, tan respetuoso… En ese instante y sin darme cuenta un hombre de baja estatura, encorvado y de ropas raídas estaba junto a mí.
-¿Por qué llora?- me pregunto.
-Porque no puedo subir- le conteste.
-Para que quiere subir, si pude bajar como lo hago yo.
-¿Entonces La salida esta allá abajo?-le pregunte entusiasmado
-No lo sé- y se encogió de hombros- en realidad nadie lo sabe, pero yo prefiero bajar, es más cómodo.
-No se ha encontrado usted con un caballero elegante…
-Sí- me interrumpió- Pero esta desquiciado cree que puede salir de aquí si sigue ascendiendo.
-Entonces bajare. Pero necesito de su ayuda pues mi vela cayo al abismo. Además casi no puedo caminar. -Le dije
-Tranquilo sosténgase de mi hombro y trate de seguirme. Mi lamparilla nos alumbrara durante el trayecto.
Me levante agarrando la mano de aquel desconocido Y apoye mi cuerpo en su joroba. Albergaba la firme esperanza de que aquel hombre sucio y deforme me condujera al final de esta cruel pesadilla. Caminamos lentamente guardando silencio por varios minutos, sin hablar y sin preguntarnos nada, hasta que el irrumpió nuestro mutismo con el tatareo de una canción que yo desconocía. Primero lo hizo suavemente, pero poco a poco fue aumentando la voz hasta que se torno insoportable. Le pedí que cantara más bajo, pero no me escucho sino que prosiguió entonándola más fuerte, Lo peor era que a medida que subía el tono de su voz sus pasos se hacían más rápido y mi mano comenzaba a desprenderse de su cuerpo. Ya no podía apoyarme y su lamparilla casi no me iluminaba. – ¡Espere -le grite. Pero no le importaron mis suplicas pues siguió cantando hasta que desapareció. Caí de rodillas envuelto en la más densa oscuridad, pero no me desalenté. Me detuve por un momento para reponerme y continúe mi camino deslizándome con mis manos y mis pies a través de los escalones. El aire se hacía irrespirable y las gotas de sudor maltrataban mis ojos. Acelere entonces mi marcha con la intención de llegar más rápido al final pero de repente mis manos quedaron suspendidas en el vacío y mi cuerpo se inclino hacia delante. Mi temor se había consumado. La escalera no había sido del todo construida y ahora caía abruptamente sin poder hacer nada. Tuve miedo pero luego pensé que aquello era lo mejor, tal vez el golpe sería tan fuerte que me despertaría, como cuando uno tiene una pesadilla y se cae de la cama y todo desaparece. Así que desee con toda mi alma chocarme contra el suelo lo más pronto posible. Pero mi suplicio se prolongo por varios minutos pues a a pesar de que caía rápidamente el anhelado choque no se daba. Así que trate de acomodarme para evitar la resistencia del aire y ubique mi cabeza hacia abajo. Hasta que al fin recibí el impacto .Un golpe seco resonó en todo el lugar y Sentí un estremecimiento en mi cuerpo como si mis coyunturas se desprendieran y entonces desperté encontrándome al parecer en la mitad de una vetusta escalera, de piedra ennegrecida y cuyos extremos se extraviaban en una profunda oscuridad...
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