Ella es la voz del ave que se aquieta
En el pasivo hiriente de un ocaso
Voz del amor que escucho y que me reta
A restaurar a mi ser de su fracaso.

Ella quiere, a pesar del desaliento
Inundarme de luz, lúgubre alcoba
Que retiene un suspiro de confianza.
Sólo ese amor sin eros ni quimeras
Podrá quitar insomnios de tortura
En los que el alma nunca se conforma
Porque sin ser, el ser se desespera.

Voz del amor que es y que domina
Los misteriosos combos siderales
Que con el ritmo y rima de su aliento
Armonizar yo quiero mis ideales
En el brillante azul del pensamiento.

Satúrame de ti, eres mas fuerte
Mas fuerte eres que el odio y que la muerte
¡No puedo mas, repudio los placeres!
Cual pompas de jabón que en tenue tacto
Se me esfuman y dejan en mi mano
Solo humedad de viento en los quereres.

¡Lánzame con la fuerza del milagro!
Inquiétame por fin, pero hazlo ahora
Escuchado he tu voz, la voz del agro
Que me invita a crecer hacia la aurora

No importa que mi alma allá en la altura
Se desgaje al confín en lontananza
Quiero volar cual ave en tu estructura
¡Oh voz de amor!, de luz, de esperanza.

Saúl Esquivel Pedroza
Guanajuato, México
1924-1994

IN MEMORIAM