Hoy he vuelto a pensar en Christian, a recordarlo con ternura caminando por la playa, grande y manso. Mi mente evoca las imágenes de nuestros últimos días juntos, cuando él buscaba una razón para seguir conmigo. Nunca pude saber que pensaba y me cansé de insistir; me coloqué a distancia prudente y desde ahí lo amé, esperando que él me amara también.

Mis recuerdos se sucedieron después de dejar ir a Bruno, de liberarlo de su compromiso. Ya no tiene que seguir mintiendo para acostarse conmigo. Pobre, hizo lo indecible para que estuviera cómoda en nuestra relación de mentira y mientras más hacía él, más exigía yo, hasta que caí en la cuenta, yo quería amor y a él no le alcanzaba el engaño.

Ahora sólo estoy yo, con la memoria de la última vez que amé, a un hombre quiero decir. De las cosas que pasaron después, me queda la sensación de no haber vivido sino sobrevivido. Conocí el desapego y también el valor de los míos. Cuánta oscuridad se sucedió al abandono, años de intentar sacudirme el odio, la incertidumbre y la derrota.

Me alegra poder recordar a Christian con cariño. Hoy encontré aquello que le escribiera hace tanto tiempo, cuando su mirada, bajo una ponciana, me hizo comprender que él sería importante. Lo transcribo como un homenaje a nuestro tiempo juntos y como recordatorio de mi capacidad de amar.

"Christian tiene los ojos color caramelo, las pestañas largas, la mirada del color de la tarde, serena, llena de naranjas y rojos que colman mis días. La sonrisa de su cara solo se borra cuando alguna nubecita atraviesa su mente. Su corazón late fuerte cuando mi oído en un abrazo toca su pecho y no hay nada en este mundo que me haga sentir más feliz que ese abrazo, en el que descanso mi cabeza y mis pensamientos contra la suavidad de su cuerpo grande y fornido.
Él, que puede levantarme en vilo sin esfuerzo, es delicado en una caricia y tierno en un beso, tiene el corazón abierto para todos, pero con un lugar especial para mí y lo amo, amo su sonrisa, su mirada, su fortaleza, la ternura y el cuidado que pone en hacer cosas para mí y que no sé agradecer lo suficiente, sólo puedo amarlo y cuidarlo. Yo, debo confesar que estoy enamorada que me levanto todos los días para verlo, que no quiero que se acabe el día para no tener que volver a mi casa sin él y que duermo rezando por nosotros para que se cumplan nuestros sueños y porque sean los mismos".