No hay nada en el espejo
tan siquiera mi reflejo
es como estar muerto.
Andando por la noche
recordé aquellos tiempos
de beber estando despierto.
Y ese guardián que asoma tras la ventana,
todo tiene ganas de explotar,
las estrellas se destiñen,
las calles se desmienten
y la realidad es otra realidad.
La espesura de la bruma
que acoge las causas futuras
no me deja ver,
un bosque de laberintos,
el ataúd en el limbo
para los que no queremos creer...
y no queremos ver.
Texto agregado el 26-10-2010, y leído por 106
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