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Los pasillos fríos del hospital, se ven estallar por las miles de gentes que pasan sobre ellas, pacientes, doctores, enfermeras, etc… Claro en el área donde el transito es alto, todos los días.

Pero hay unas puertas, que alejan todo el bullicio de las murmuraciones, de los sonidos chirriantes que hacen los zapatos al caminar, donde las miradas son ajenas, y solo entra el personal autorizado.

Doctores y sus mascarillas van de un lugar a otro, sus ojos son cómplices de lo que ven, sus bocas están selladas al lenguaje vulgar, los tecnicismos pasan por el filtro de sus mascarillas. Sus uniformes celestes oscuros, en la mayoría, hacen juego con los pasillos verdes marinos. Sus manos plastificadas y elevadas, formando una “L”, para cuidar de no contaminarse.

Las puertas de emergencia nunca están cerradas, todo el tiempo están abiertas, ese día había llegado un mujer en la ambulancia, un accidente de transito, había perdido mucha sangre, y en el camino había muerto una vez…

El doctor entro en la sala, la mujer estaba tendida en la camilla, sus ropas ajustadas, fueron retiradas, al puro corte de las tijeras. Vio en su vida muchas personas así, jamás imaginaria lo que se ven en estos días de emergencia.

Los bips de la maquina que reproducen los latidos del corazón, marcaban un sonido interminable y agudo. Las técnicas de resucitación no funcionaban. La mascarilla de oxigeno no cumplía con su función, el desfibrilador no dejaba de mandar descargas eléctricas al cuerpo de la mujer.

La maquina fue desconectada, el bip se apago rotundamente. Las miradas eran difíciles de explicar, la labor de un medico es la mas difícil de todas las profesiones.

- ¿Hora de deceso? – el silencio se rompió en las labores de las enfermeras que estaban en la sala de emergencias.
- 3:50 am.- una de las enfermeras respondió y anoto las prescripciones y el historial para que fuera llevado a la morgue.
- Paciente N. N., doctor ya viene la camilla de la morgue – el doctor asintió y cubrió el rostro de la joven con las sabanas verdes.
- ¿Esta segura que no traía ninguna identificación? – pregunto el doctor a la enfermera, esa mujer era...
- No doctor. – la enfermera comenzó a desnudar al cadáver, para ser trasladado a los frigoríficos de la morgue.

El doctor se percato de que en la enfermera traía un saco liviano de color negro, era de la mujer en la camilla, seguramente se lo habían retirado en la ambulancia mientras la traían, lo puso encima de la mesilla de implementos quirúrgicos, se percato por un momento que no había revisado los bolsillos de ese saco. Se dispuso a revisar el saco. En el bolsillo izquierdo, había una cadena. La extrajo para ver si de algo servia para identificarla. Tenia un dije en forma de mariposa.

La enfermera se retiro de la sala, entraron los empleados de la morgue, pasaron el cadáver, a la camilla de transporte, y se retiraron del lugar. Los dos empleados vieron al doctor sumergido en sus pensamientos, y salieron de la sala sin decir nada.

El doctor traía entre manos la mariposa, el dije.

La mariposa calavera, “el proyecto de la mariposa calavera”, fue así llamado por los efectos mortíferos del insecto.

La mariposa con ocelos marrones.


- Las complicaciones en la aplicación del veneno en las bombas de gas, podría contaminar también a los soldados de nuestro ejercito – El coronel, le habla directamente al presidente, mientras el mira detenidamente las imágenes que son proyectadas por una pantalla de televisor. Era un hombre bajo los efectos del veneno “mariposa calavera”.
- Ud. que opina doctor, estas complicaciones pueden ser reducidas o variar en un menor índice – el presidente hablo sin dirigir la vista al doctor de mandil blanco que estaba sentado en un extremo próximo al sargento.
- Señor presidente, mandar a los soldados en trajes térmicos, para no envenenarse, seria como mandarlos al campo de batalla con trajes de tiro al blanco, y jamás llegarían a su objetivo. – el doctor contesto sin mediar las palabras irónicas.
- Claro que también señor presidente hay una solución; podríamos mandar al personal que poca falta nos hace… - las puertas de la sala de conferencias se abrieron de golpe y entro una señorita de cabello rubio y lentes casi transparentes…
- ¡señor presidente, ha habido un ataque en el laboratorio mariposa! – todos se miraron a la vez, cada uno con una expresión de aturdimiento.
- ¿Qué paso? – pregunto el presidente poniéndose de pie al instante, y saliendo con la secretaria, el doctor los seguía, pisándole los talones.
- ¡Parece señor que el ataque ha sido producido desde adentro, unas de las bombas ha soltado el veneno mariposa, dentro del sistema de ventila!
- Eso es imposible…



La reconoció, era la secretaria del presidente.

Corrió detrás de los empleados de la morgue, los alcanzo y destapo de un tiron las sabanas del rostro de la mujer… la vio detenidamente.

Pero como es que ha ocurrido esto… Es una tragedia.

Se puso a pensar en la coincidencia, tan extraña, que había ocurrido.

Después de tantos años sin ver a nadie de ese lugar aparecen nuevamente…

El desapareció después del accidente, se oculto por mucho tiempo, pero parece ser que lo habían encontrado.
- ¿doctor? ¿pasa algo malo?

El doctor despertó de su estado pensativo… - no, no pasa nada, continúen. – y volvió a poner la sabana en su lugar, y dio media vuelta, perdiéndose en, sus pensamientos, los pasillos.

La mariposa calavera bailaba, colgando de la cadena.

Continuara…

Texto agregado el 26-10-2010, y leído por 155 visitantes. (0 votos)


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