Era como tener adentro todo el llanto y saber que allá afuera estaba el mundo inhóspito acechándome. Era como tener metida en la tristeza la certeza absoluta de estar luchando contra la corriente. Quise entonces dejar que me llevara el río, que me arrastrara el viento tempestuoso, pensando que al final encontraría una forma de descanso. Y así, cerré los ojos y no pude lograr enjugarme del alma tanto llanto. ("Donde vuelan los colibríes")
Texto agregado el 24-10-2010, y leído por 228 visitantes. (12 votos)