Por algún tiempo, mis miedos trataron de protegerme de las relaciones sexuales que me causaron dolor en el pasado,me hablaban de !mi secreto¡, mas no las escuché.
Con el divorcio y el correr del tiempo, comencé por autocomplacerme sexualmente, solo así, me sentía segura conmigo misma. Aún así, con zozobra moría por escuchar de un hombre una palabra de afecto, acoger un abrazo, una sonrisa; en lugar de miradas heladas y lenguaje violento.
Comenzaré el viaje: Como sacado de una leyenda de magia negra, entre mis miedos y el deseo de ser amada, aparece en mi vida Miguel, un hombre reacio por naturaleza; Y como todo aquello que acontece en el alma, se manifiesta en el rostro, la fealdad de su cara, tuvo justa recompensa con la madad de su espiritu.
En el F4 de la Penal de las Islas Marias, esa noche, envuelta en el escenario de la lujuria y depravacion de mi pareja, deseando cubrir toda mi vida con el velo de mis sueños, en el bazar de sus manifestaciones eroticas, en la pantalla de sus fantasías, me entregue a sus caprichos. La brutal batalla sexual no se hizo esperar: manoseos, mordiscos, chupetones, arañones, balbuceos, apretones y posiciones sexuales: la alineación perfecta, la danza del misionero, la carretilla, el árbol de fruta ,entre otras.
Quedando después de ésto: como "mona de farola".
Y de nuevo comienza la ronda " Miedo y frustración.
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