cierta vez que en la selva, hubo concurso entre los picaflores, don Gregorio el elefante, venido en sus mejores galas, de camisa hawaina combinada con el colorido de sus calzones, no pudo realizar su inscripción, porque la competencia era solo para aves colibríes y no para “picaflores de corazones”,
don zorro montado en su cohete, llegó a la mesa del concurso disfrazado de colibrí
e iniciada la competición, el zorro mostró sus destrezas volatorias, hasta el momento de ejecutar el vuelo en suspensión
don zorro por su peso primero y después doña lora en picada, contra el suelo su participación dieron por terminada
don elefante que observaba la caída, perdió la consternación con semejante estampida y a sus amigos fue a auxiliar y a prestar colaboración
- ¡ deje esos sueños de vuelo !, es usted un bandido haberme hecho concursar en estas destrezas exclusivas de los “picaflores” -, dijo la lora al zorro ya con los primeros dolores
- y usted amigo zorro, haga de tripas corazón, para regresar pronto a casa, su señora esposa lo está llamando a todo pulmón -, advirtió don Gregorio
con la condición, no fueran a contar estos percances a su esposa, don zorro prometió, volverse a vivir en tierra
muchos meses, ayudándose de un bastón y para complacencia de su esposa, se le vio juicioso al zorro y sin salir de su habitación
moraleja :
al necio y molestoso, oídos sordos
nunca de él consejo siga
todos llevan triste y doloroso precio
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