No ves el futuro pero en tu desdicha lo quieres, es lo que más deseas, lo que más ambicionas, por ello notas la profundidad del pozo en el que estás. Desde ahí abajo, te ahogas, por una sencilla razón que en el fondo de toda esa máscara deprimente, solo hay un mensaje que pasa por tu mente “quiero salir”. Hundido entre el agua estancada la salida te es lejana y el camino desconocido. El olor pútrido de las aguas te nublan la mente, el barro te ciega los ojos y la luz de fuera se vuelve opaca y parece eternamente lejana. Qué importa si es ella la que se aleja o si es uno el que cada vez se hunde más, lo importante es que tu estas abajo, la salida arriba. Lo más fácil sería cerrar los ojos acabar por hundirse, lo más difícil vivir entre las paredes reducidas, y esa inmundicia, olvidar toda esa peste, y solo pensar como llegar a la luz. Sería una estupidez matarte por no saber como salir de un pozo, si no tienes nada que perder, ¿qué te priva de intentarlo?....Por novedad tienes nauseas, arcadas del olor porqué aún recuerda el aire fresco, y solo ves la mierda que te rodea.. Si te das tiempo, la porquería será tu nuevo aire, ya no te pesará. Esa visión borrosa será algo común. Una vez, habituado al fondo del pozo, ya no tendrás, estorbos en tus sentidos, y quizá se te ocurra forma de limpiarte los ojos y mirar dónde tienes que hacerlo, hacia la salida. Quien habla del suicidio, habla por el hastío de su situación, y esa asquerosidad la nota por saber que existe algo mejor. Estás solo, solo debes salir. O sales, o pasas la eternidad estancado. Cuándo realmente quieras poner fin a tu vida, lo harás en el silencio propio de alguien en alma ya muerto, que ni tiene nauseas, ni arcadas, ni palabras de queja, ni esperanza de milagros. Sin avisarte ni a ti mismo. Así que detrás de tu reclamo de suicidio, deberías ver tu reclamo de vida.