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Después del Apocalipsis

El día que el mundo se derrumbó yo la amaba tanto que era lo primero en que pensaba al despertarme y lo último al dormirme.
Ella parecía amarme y hacía tantas cosas para que yo lo creyera que me lo creí.
Después que me enteré de algunas cosas, entendí muchas otras.
Entendí “El Laberinto” que era su mente jaqueada por una situación torturante para ella. Ese era su laberinto, no podía encontrar el camino, la salida.
Entendí “Hoy no, tal vez mañana” era su deseo de morir por esa misma situación.
Yo fui para ella solamente una válvula de escape, alguien a quien se aferraba para no pensar en su laberinto. Al menos eso fue al principio pero cuatro años de mi amor le hicieron mella en el alma.
Ella, en los días finales presentía nuestro ocaso y gritaba desde el laberinto: “Pase lo que pase no olvides que te quiero”.
El día final llegó y creo yo que fue sorprendida en su lujuria, su venganza (no de mí), era su manera de devolver el golpe a quien la torturó durante años.

Se replegó sobre sí misma después de perder todo (incluyéndome).
Yo no le pedí explicaciones ¿para qué?
Asumí que ya n o me quería, que ya no me necesitaba, que otro estaría en su cama.
No volví a hablarle más.
Al poco tiempo empezó a “alternar” con amantes, lo dijo antes y lo repite cada vez que nos acercamos.
Decenas habrán pasado por sus piernas, es lo que dice ¿por qué no creerle?
Eso es muy doloroso para alguien que la ama.

Lo mío fue diferente, yo no pude tener otra relación, no podía recomenzar mi vida y tenía muchas oportunidades. Era sincero, a todas les decía… yo amo a la Bebota, no puedo mentirte amor.
Nunca se me dio por la lujuria porque la tristeza de haber perdido ese amor me impedía ser feliz o intentarlo.

De tanto alternar con amantes cuyo interés por ella no iba más allá de disponer de sexo completamente gratuito, terminó dándose cuenta que el único que la amó fui yo.

Mientras estaba con uno y con otro me seguía, me buscaba y yo terminaba sabiendo que ella estaba detrás de esas cortinas mirándome.
¿Por qué? (Me preguntaba) y recordé aquella frase antes del Apocalipsis: “Pase lo que pase, no olvides que te quiero”
¿Por qué va detrás de mí a todas partes?
Hace poco lo dijo… se fue enamorando de un hombre bueno.

Ustedes no saben todo lo que yo sé de ella, no saben a quien se refiere cuando habla del “unicornio”.
No les recomiendo que busquen eso porque solamente yo sé los tres lugares donde lo escribió.

Así me llamó una poeta en otra página que podemos llamar “A” yo lo recordé en un texto, en otra página que podemos llamar “B” hace poco y entonces ella escribió la referencia.
¿Cómo supo que escribí eso en aquella otra página (“B”)?
Me sigue, me busca, me lee por eso sabe.

¿Será que ella realmente me ama?

Si ella me amara y viviéramos juntos, los sábados empezaría a sonar el teléfono de ella con esos amantes buscando su cita.
Ella se pondría a leer, todos los días, los mensajitos de textos que la harían sonreír.
Claro que se soluciona cambiando la línea del celular pero al notar esto, los tipos llegarían a golpear la puerta.
La solución sería traerla a EEUU, eso la rescataría del entorno aquel.

Ella dice que me ama y no es la primera vez que me lo dice.
Antes de aquél Apocalipsis, solía decirme: “Yo te elijo cada día”
También me decía: “Cielo, cuándo vas a creerme que te quiero.”

¿Por qué tantos amantes?
¿Por qué me busca y me lee todos los días en la web porque, si se fijan, aquí no he escrito casi nada?

La pregunta es si ella ya se acostumbró a estar con uno y con otro porque si es así, aún en EEUU volvería a sonar su celular los sábados.

El sexo siempre trae consecuencias. A veces rompe un matrimonio, otras nos hace promiscuos, otras nos pasa una enfermedad…

Si alguien me preguntara si la amo, mi respuesta sería: “Nunca he dejado de amarla”.

Una última cosa, yo no soy un beato ni soy perfecto solo que, por amarla no he podido aceptar a otra mujer. Eso tiene que ver con la honestidad.
De paso quiero decirles que he tratado de olvidarme de ella así que no he vuelto a leer sus miles de e-mail y tampoco he vuelto a ver sus “verdaderas” fotos.

Hace unos días repuse un texto que a ella le gustaba mucho (cuando estábamos bien) y puse la foto de cuando ella me sacó la lengua. Tuve que ver otras fotos de ella (tengo decenas), fue cuando toda su belleza se me hizo presente.
Me pasaba algo increíble con ella y es que bastaba que me dijera ¡Hola! y sonriera para excitarme.

Así estamos los tres, yo que la amo, ella que dice que me ama y sus amantes llamándola y enviándole mensajitos.

A menos que no tenga ningún amante porque mentirosita sí era.

Texto agregado el 22-10-2010, y leído por 114 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
25-10-2010 un camino sin final es este. Donde el corazón y la memoria se han unido para sentenciar a puro dolor a un amor maltratado. ¿por cuanto tiempo? nadie lo sabe. _libelula_
 
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