Cuando dicen que la muerte se aproxima, no hay maullido, aullido o grito que pueda hacerla retroceder. No es una cosa u objeto fácil de alejar o espaventar. Es más bien, una inevitable casualidad, o una suma de circunstancias; ciertas veces planeada otras sin planear.
Puede ser que en circunstancias, poco deseosas, atraviese la imagen del miedo, o si no, se convierta en la clamorosa cura del dolor. Pero la muerte, vive miles de facetas y rostros - esto a mi humilde juicio - , aunque siempre llegue a ser la misma.
La muerte en la historia, se ha cubierto en la de cruces, enredos y silencios. Pero finalmente es muerte.
El martes pasado, al ir a una entrevista de trabajo, y luego de salir del local, un estremecimiento me embargó todo el camino. Despuès de salir de la entrevista, tuve que ir a visitar al Señor Licio, pero más que visita fue la gran despedida.
El Señor REnardo, hijo de Licio, había abierto la puerta principal de la casa; sacaba cosas pesadas, bolsas grandes, y un bulto en particular.
Al subir, el Señor Licio, me indicó que Luci fue extrangulada o, mordida en el cuello, y que desafortunadamente nadie pudo ayudarla, porque èl no puede caminar y Cesarina su cuñada, es tan anciana que ni siquiera puede bajar.
Sara la perra más grande y menor de edad, inyectó sus dientes en el cuello del cane Lucy, esto causó que BEtty, la otra perra, ladrara fuerte y sin colaborar. Lo que empezó como un juego, terminó en tragedia, y SAra, recordó, a mi parecer, aquellos momentos de encierro, por culpa de Lucy y sobretodo de celos, de celos.En fin, había muerto Lucy.
Pero la desparición de la perrita, si causó revuelo, sobretodo cuando mi mamá regresó, y es que su llanto se envolvía en una sirena de porques y recuerdos; al terminar tanta lagrima se acercó donde los animales y a cada una se le preguntó que había pasado. SAra, tenía los ojos legañosos y se orinaba del miedo y el amor, BEtty callaba.
Al día siguiente nos enteramos, que el hijo del señor licio, golpeó con un palo a SAra y que la llevaría a otro lugar. NO se quedaría más con su padre y menos con la empleada, osea mi mamá.
Pero un recuerdo, todavía queda en mi mente, y con mi experiencia madura, me hago creyente cada vez más de la casualidad y la coyuntura.El día que murió lucy, lloramos las dos en el sótano; mientras pensaba en dos cosas fundamentales; la realidad y el desinterès; la realidad por el sentimiento de la muerte, la realidad por el fin de SAra y el desinterès a lo que siempre nos puede suceder sin más pre aviso que vivir.
Adiós
Lucy.
Arreviderci.
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