Ayer observe una botella en el mar,
meciéndose al compás de las olas,
arrullada en la mentira de su falso bienestar,

creyéndose segura ante el tacto de la voluptuosidad del mundo mismo.

Una botella vacía,
ondulante sobre la incertidumbre,
una botella vacía,
como el pasar de mis días,
una botella vacía,

yendo, viniendo, y no siendo…

Viviendo el monótono ir y venir de los días,
sin saber si tras cada amanecer,
si tras cada ocaso,
podrás siquiera,
levantarte a vivir.