Erase una vez, como se decía en tiempos inocentes y donde aun las mariposas jugaban con las flores, y los juncos bailaban y cantaban con el viento, era, como dije tiempos donde la inocencia rondaba por la belleza del lugar, transformando al lago azul en un espejo plateado bañado por la luna…
Entre tanta hermosura, había un grillo negro, brillante como ningún otro, todas las grillitas del lago estaban encantadas con él, y más por su hermoso canto. Todas las noches hacia un concierto para todos los del lago, los pececillos salían para escuchar el sublime canto del negro grillo, y las ranas le acompañaban en coros sabiendo que no podrían superar el experto cantor.
Pero al grillo no le importaba su fama en el lago, lo único que a él le motivaba cantar, era solo una única cosa… su amor, la inspiración para su armonioso canto. La Luna, si, ella misma, la inspiración de todo artista, como él, un cantor de estirpe, y ella, tan hermosa y esplendorosa, radiante y pura como ningún otro ser en el lago.
Ella alumbraba al negro grillo todas las noches y lo cubría de un plateado brillante y metálico, para él ese era el premio, ser cubierto por todo el cuerpo de la luz de Su luna.
Una noche… en la que el canto sublime del negro grillo no se escuchó como siempre, ni luna plateada había, la melodía se volvió melancólica, apagada y rasgaba a todo corazón que escuchaba la triste melodía…
Todo el lago se entristecido en medio de tres noches nubladas, sin luna que alegre, y el grillo dejo de cantar, ya no había luna que lo cubra de plateado, y para él, sólo era un bicho negro y feo, feo y solo…
Cansado de esperar y estar sumergido en su tristeza, fue a buscarla.
Tomo una hojita y una ramita como barco y remo, y fue hacia los confines del lago a buscar a su gran y perdido amor…
Las grillitas, las ranas y todos del lago se entristecieron al saber la noticia de la partida del grillo, sabiendo que perderían el alma del lago.
Él, mirando la desdicha de sus amigos, les brindo un concierto, el más grandioso que se había escuchado, después se fue y partió hacia el sur.
Navegaba rumbo a la montaña más alta para escalarla y llegar a su amada para llenarla de besos y cantarle todas las noches. Fue entonces cuando él la pensaba y recordaba su bella forma, su color, su… plateado vivo. Y fue que apareció, sí, ella, igual de hermosa como él la imaginaba, salió detrás de la montaña, el grillo, bañado por de su luna empezó a remar y a remar más rápido para poder llegar a la montaña lo más rápido posible… y cantaba para Su luna. Ella, complacida por la serenata, alumbro mas la noche y la inundó de su color, y el lago se volvió en un espejo inmenso, todo el ambiente estaba dispuesto para que el momento sea único, pero, en ese momento, un triste momento, la luna fue cubierta de unas nubes negras, que rápidas devoraron todo el mágico plateado y el canto del negro grillo.
La sonrisa y alegría desapareció de todo el lago, pero el grillo aun así siguió remando hacia la montaña, cuando empezó a llover y a rugir todo el cielo, destellando, asustando al viento, haciéndolo correr por todas partes, pero el encrespado cielo no paro la marca del grillo, que firme en su hojita siguió remando, no le importaban las grandes gotas que caían en su cabecita o en sus lastimadas patitas; él siguió, pero después de un buen rato la lluvia siguió gritando y el cansado grillo desapareció en el lago…
Todos sintieron crujir su alma por la pérdida del negro cantor, las ranas y grillas lloraron amargamente todo el día y todos los del lago estaban tristes, muy tristes.
La noche llegó y la luna salió brillando intensamente, los del lago al verla y contemplarla le cantaron en honor a su cantor amigo, entonaron con todo su corazón, haciendo la melodía del lago algo único y sublime como lo hacía el negro grillo.
La melodía sublime empezó a tener un tono más alegre, y después se empezó a escuchar al negro grillo, todo el mundo calló y buscaron de donde venia el hermoso canto, y la sorpresa fue tal… que no podían creerlo. El canto del grillo venia de la misma luna, él al fin pudo llegar a su anhelado sueño, y los del lago aun podían escuchar al alma del mismo lago…
Fin.
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