Mi río, ya no es
el mismo de antes,
ese río de cartón, pájaros muertos,
centinelas,
espías, corazones,
(a veces llanto disipado).
Mi río, ya no es más el conjunto
de dolores de antes, ya no gimotea en
mis entrañas como un día soleado,
ya no me da pena,
no golpea contra la pared
del contenedor holandés,
no escupe sustancias químicas,
no deja en las playas de otros mares
la estela de mis recuerdos.
A la orilla de mi río se esconden nuevas
praderas con perfiles
de silencio,
nuevas personas
sentadas en las piedras
que algún hombre quiso poner
en la cuenca, que alguien
deseo incrustar en la carne
de la tierra, nuevas personas,
que se sientan en la torso desnudo de
mi río, que ya no llora, que ya no grita.
Ahora mi río no tiene ganas
de sangrar. |