Es una tarde gris, otoñal de mayo
las hojas todas en el suelo...
con su suave brisa de atardecer
el parque brillaba en su luminosidad tenue y calmada.


La lluvia se posaba en el verde pasto e invadía mis cabellos
sentado en la banca, mis pasos seguían allí, al lado del camino.
De pronto, caminé entre árboles y mi cuerpo ya se hacía aguacero
eran mis ojos que lloraban mudos de infinita tristeza

Al sentir tu partida mi alma ya no puede más
me eché a correr, aún no sé porqué...
la complicidad de la lluvia seguía mis pasos,
cruce la calle y me interné hacia el resto de la ciudad.
perdido y sin rumbo fijo tomé un autobús
pero tu memoria, seguía ahí....