La lluvia se mece en mis pestañas y los ríos se desbordan por los bordes de los ojos. Con el dulce de la fruta del desayuno se calman las penas, y sin pan ni son, ni leche poco a poco regresan. Regresan los murmullos, recuerdos de tropiezos, regresa la rutina que nubla las ventanas al alma. Regresa el pensamiento con cada alba, de que hoy no será un día diferente.
Texto agregado el 16-10-2010, y leído por 76 visitantes. (2 votos)