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RELATOS DEL OSCURO:

El vecino de enfrente


8 de agosto de 1990

Mi verdadera naturaleza no era conocida en la ciudad donde vivía, condenado a una vida de cientos de años, transitaba únicamente durantes la noche, siempre oscura, siempre fría, decenas y miles de veces me pregunte como seria el sol, los años lo habían borrado de mi memoria por lo que solo podía verlo a través de imágenes y dibujos.
Mi raza era llamada por los humanos como Vampiros, cientos de películas se habían hecho sobre nosotros.
Hago la aclaración porque esta es la primera anotación en mi diario y si… soy un vampiro, aunque prefiero que me llamen El oscuro o criatura de la noche, mi nombre era Malcom al menos así me hacia conocer por todos mi nombre original había desaparecido de mi memoria hacia cientos de años, la leyenda popular tiene algo de verdad pero también esta llena de mentiras.
Los oscuros nos alimentamos de sangre que puede ser animal o humana pero sangre al fin eso es cierto. aunque no nos lastima el ajo, si la estaca de madera aunque NO nos provoca la muerte, hay una única forma posible de matar a un ser de la noche, nuestro cuerpo como es sabido es frío, congelado, debemos mantenerlo a cierta temperatura para que este no se congele del todo, para mantener esta temperatura necesitamos de la sangre, sin ella, nuestro cuerpo se congelaría en una semana, pero por mas que intentemos terminarlo con todo es imposible, el instinto te obliga a buscar sangre incluso contra tu voluntad, la ultima parte que vale la pena aclarar aunque ciertamente dudo que alguna vez alguien lea este diario es el hecho de que dormimos en ataúd el hecho de esto es que es una forma de asegurarnos que no entre ninguna porción de luz, el vampiro genera una conexión con el ataúd, este solo se abre si este desea que se abra, así nadie podrá interrumpir nuestro sueño, este solo se abrirá si nosotros lo deseamos, un vampiro normal necesita dormir unas dos horas por día para estar en buen estado y así poder dominarse del deseo de abalanzarse sobre cada ser y hacerse de su sangre, odio esto.
Me encantaría terminar con todo, mi vida no es bendición es una condena.
Matar para vivir no es un placer, es una necesidad casi una obligación que me pone mi organismo para seguir funcionando más allá de mi voluntad, obviamente que la sangre que consumo es animal, nunca en mi vida probé sangre humana y nunca lo pienso hacer.
Vivo en Uruguay, en el departamento de San José mas específicamente en un pueblito chico llamado Linus, es de esos lugares en los que todos se conocen con todos.
Cuando llegue los rumores que corrían sobre mi eran numerosos sobre mis salidas nocturnas, debido a que durante el día nunca me dejaba ver o nunca dejaba una ventana o una puerta abierta, siempre cerrado todo, a las dos semanas de haber llegado un vecino me intercepto sobre las nueve de la noche cuando Salí a respirar aire fresco preguntándome si tenia algún problema de piel que no me dejaba salir en el día, me justifique que trabajaba durante la madrugada y que debido a eso usaba la mañana y tarde para descansar en tranquilidad, esta justificación en el pueblo fue aceptable y desde ese día los rumores descendieron hasta finalmente desaparecer completamente.
Al ser esta mi primera anotación en mi diario decidí explicar un poco sobre mi, pero ahora quiero contar la primera de muchas historias que narrare, ya que no tengo a quien contárselas debido a mi soledad ahora pasare a escribirlas aquí, esto ocurrió el 8 de agosto de 1990:
Estaba en mi hogar descansando, la luz del sol como ya explique me hace daño por lo que yo estaba encerrado sumergido en la oscuridad leyendo un buen libro.
Finalmente la luz del día desapareció dejando lugar a una fría noche, el viento soplaba con brutalidad, todos estaban en sus casas encerrados seguramente frente a la estufa disfrutando del fuego viendo una buena película en la televisión o el programa de televisión favorito.
Abrí todo y vi que la calle estaba vacía como un pueblo fantasma a excepción de los ruidos de los autos o de tres niños que jugaban, al abrir la persiana me miraron con miedo debido a que muchos me temían, aunque ninguno sospechaba mi verdadera naturaleza, cuando los vi los salude con completa naturalidad y luego Salí a tomar un poco de aire fresco, fue cuando escuche un fuerte ruido, un auto frenaba un fuerte maullido y una bocina continuado de un fuerte impacto.
Fui corriendo hacia el lugar del cual había procedido el accidente al igual que los niños y fue cuando vi que el auto continuaba su camino alejándose como si nada y un gato grande, macho de un color gris que tenia una mezcla de distintos tonos se encontraba en la calle, maullando de dolor, dos de los niños se fueron a sus casas, seguramente no soportaban ver al gato en ese estado, estaba casi muerto, su sangre me llamaba, me llamaba mucho.
Aun así intente luchar contra mi instinto, el niño miraba al gato como yo con preocupación reflejada en sus ojos, yo conocía a aquel niño y era Samuel le decían Sam, era un buen joven según lo que sabia de el, tenia unas once u doce años no estaba seguro de eso.
- yo… yo me Hare cargo de el – le explique – intentare curarlo, tiene una pata herida, por suerte el golpe no fue tan fuerte -
- gra… gracias – me dijo Sam – es un gato del barrio siempre esta aquí no quiero que le pase nada –
Yo asentí con la cabeza.
- lo llevare a mi hogar y Hare lo posible -
Volví a mi casa y deposite el moribundo animal sobre la mesa, la intención era sanarlo aunque debía luchar contra mi instinto.
En ese momento observe al gato, su olor a sangre me llamaba debía beber su sangre, NO, debía salvarlo, al menos intentarlo, el animal… en ese momento me di cuenta que sus latidos habían cesado… estaba muerto.
Ahora era el momento, debía hacerlo, su sangre me llamaba y esta vez no me sentiría culpable, el había muerto y no por mi culpa.
Lleve mis colmillos al cuello del animal y la sangre todo mis labios, llenándome de gran satisfacción, cuando sentí un grito atrás mío.
Gire la cabeza bien rápido y ahí lo vi Sam me miraba por la ventana, seguramente venia a ver al gato, se dio media vuelta y salio corriendo en dirección a su casa, lastima para el yo corría mas rápido.
Llegue ante el antes que llegara a su casa debido a que corrí rápidamente aunque no podía hacerlo de una forma distinta a la de un humano, nuestro cuerpo tiene las mismas habilidades que los humanos, del susto que tenia Sam corría lento con las piernas temblando así que llegue a el y lo agarre del buzo elevándolo por los aires.
La bronca me invadía… no pensaba en lo que hacia, Sam pataleaba intentando soltarse pero mi fuerza era superior así que empecé a acercar su cuello a mis dientes, fue cuando reaccione.
Arroje a Sam al suelo y volví corriendo a mi casa cerrando todo, casi había transformado a un humano en un vampiro, había estado cerca de ser un vulgar asesino.
Me agarre la cabeza con lasa manos y me arroje al suelo gritando de bronca, siempre había luchado por no quitar ninguna vida y ese había sido casi la primar ocasión.
Estuve varias horas pensando que hacer, había pensado que si Sam le decía a sus padres, estos vendrían a ver que había ocurrido pero esto no ocurrió aunque ya habían pasado casi cinco horas.
Decidí ir yo.
Salí a la calle y vi una ventana arriba cerrada en la que se sentía el olor de Sam, había otro aroma junto al suyo, sentía la sangre y podía distinguir cual era de quien, lo que significaba que no estaba solo, así que decidí esperar, finalmente tras media hora Sam quedo solo en la habitación así que salte por la ventana
La abrí enseguida ya que no estaba la tranca puesta y me coloque frente a su puerta antes que pudiera salir.
Me miro lleno de terror y susto, yo estaba frente a el bloqueándole la única salida.
Estaba pronto para gritar así que hable.
- no voy a atacarte, el gato estaba muerto, yo quise salvarlo y cuando fui había muerto -
Aun seguía asustado pero al menos no grito.
- necesito la sangre para alimentarme, animal, vivo de los animales, la leyenda es cierta, existimos los llamados vampiros, lo de hoy fue instinto nunca lastime un humano ni nunca lo Hare, no estés asustado ya que no volveré a molestarte… adiós y intenta olvidar esta mala noche -
Me fui rápidamente por la ventana antes de darle tiempo a responder, saltando hacia el suelo ya que la altura no era mucha.
Volví a mi hogar y no ocurrió nada durante tres noches siguientes… hasta que a la cuarte sentí que golpeaban mi puerta, eran las nueve de la noche y al abrirla vi a Sam frente a mi.
- yo… lamento todo lo que ocurrió y lo entiendo. Debe sentirse solo aquí, la mayoría el tiempo yo me siento así, podría venir a visitarlo debes en cuando y hablar un poco-
Este es el primer relato que decidí anotar en mi diario, ese es el primer amigo que tengo en mucho tiempo, había decidido no hacer mas amistades debido a que ellas terminaban su ciclo cuando yo seguía viviendo eternamente, no quería ver a nadie mas morir pero sabia que no podía vivir solo y sin amigos por lo que con una sonrisa en los labios acepte el ofrecimiento.

Texto agregado el 15-10-2010, y leído por 101 visitantes. (0 votos)


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