TIEMPO Y ENFERMEDAD
Al contemplarse frente al espejo, quedó completamente pasmada, al comprobar que los años se le habían venido encima de una sola, cuánto tiempo que no se veía frente a un espejo de manera consciente, cuánto tiempo que no permanecía despierta sin pensarlo tanto, Descubrió que sus padres habían muerto hace mucho tiempo, y que sus hijos prácticamente la habían abandonado después de internarla en el hospital, quienes ahora ya eran padres de familia y residían en el extranjero. Cuánto tiempo había permanecido forzosamente indiferente a toda la realidad, y ahora había despertado y se reencontraba con ella crudamente, llena de canas blancas y arrugas que poblaban la mayor parte de su rostro. Su esposo había fallecido hace ya muchos años y lo había hecho, según le contaron las enfermeras, cerca de su cama sujetando fuertemente sus manos. Cuántas personas habían llorado su existencia y ahora ella lloraba la inexistencia de aquellos. Retiró el espejo que sostenía entre las manos, lo colocó encima de su mesa de noche, se desnudo e ingreso al baño a tomar una ducha.
-Doctor, ¿usted cree que esta sea la manera de dar de alta a las personas que han superado la enfermedad del Alzheimer?
-Si enfermera, años atrás nadie contaba con que esta enfermedad pudiese ser curada, ahora como ve, con la ingesta de una pastilla todo vuelve a la normalidad…al menos eso espero, y usted sabe que cuando están curados los pacientes no podemos dejarlos permanecer adentro. Usted sabe que así funcionan las cosas en este hospital.
-Si Doctor.
La anciana se dirigió lentamente hacia ellos a través del pasillo, luego de que abandonar su habitación. Primero se aproximó hacia la enfermera agradeciéndole por haberla cuidado durante los últimos treinta años, la besó cariñosamente en la frente, posteriormente procedió a despedirse del médico ceremoniosamente, luego prosiguió su camino con dirección a la puerta de salida sujetando un bolso marrón.
- Mire enfermera, allí va aquella mujer que un día ingresó al hospital, joven, acompañada de su familia y ahora esa misma mujer sale en el cuerpo de una anciana completamente sola.
-Si doctor, tiene usted razón.
-Pero hay una cosa más enfermera.
-¿Qué cosa Doctor?
-Que al igual que ella,…nosotros también envejecimos en este hospital.
Un silencio pobló aquél pasillo, el mismo silenció que dejara horas después la habitación de un cuarto de hotel en el que la anciana se volara de un balazo los sesos.
ORORASCAJO/ |