Y esa boca dibujada y desdibujada tantas veces, cuántas, cede paso a tu sonrisa e impacta en mi desvelo. Crece el anhelo inhabitado con la ternura infinita que puede generar. Soy preso del deseo y tengo tinta para desdibujar. Ahora te toca negar o confirmar.
Texto agregado el 14-10-2010, y leído por 296 visitantes. (6 votos)