Después de todo las despedidas no eran su fuerte, por eso ese día despertó con la decisión entre ceja y ceja, tomo lo que pudo y se fue.
No sabía bien a donde, y para el caso no importaba. Camino mas de 5 horas, recorrió esa ciudad que nos sabíamos de memoria, que aun yo podría dibujar exacta con los ojos cerrados. Cuantos años, querida, han pasado, y aun podría recordar el orden exacto de los negocios de la calle estado. Muchos ya no existirán, claro. Pues tal como mi memoria, todo esta en constante demolición.
Llegó ese día de primavera, entumida con el viento helado y el frío que acompaña siempre a las decisiones definitivas.
Entro a la casa temblando, la tape a preguntas y por supuesto no dijo nada, no era necesario. Tomamos te durante mucho rato, luego pasamos al vino blanco y a contarnos hasta las entrañas. La madrugada llego y ni siquiera lo sentimos. Con ella siempre los días se hacían cortos y el cariño eterno, como las montañas rusas. Si hubiera sabido que duraría tan poco hubiera hecho mas, como siempre se piensa, claro. Cuantos hombres pasaron por nuestros corazones y ella siempre será el amor de mi vida.
|