UN DESAMOR AHORCADO
¡Pobre mi corazón, ya sin su aorta!...
Anémico de amor, muere sin “ella”.
Vivo alimento, singular doncella,
A quien mi devenir, ya poco importa.
Mi ansia existencial, en marcha corta,
Sin hálito humoral, pierde su huella…
Sin su calor, ya se apagó mi estrella
Y un alud de tristeza me soporta.
¡Ay fuego estéril, que alentó en mi pecho,
Inútil ya en mi ruta sin destino!...
Cual muere en el desierto, el seco helecho,
Sediento del rocío nochecino,
Así muero, bucólico y deshecho,
Colgado sobre el borde del camino…
EMILIOSALAMANCA
13 octubre 2010
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