Después de todo, arruinarlo era mas fácil, después de todo no hay teléfonos, no hay direcciones, después estaba yo tecleando frente al computador y después no había nada,
Estaba tu ropa tirada en algún lado y estaba yo rogando no cometer más errores, después de todo era tan fácil, después de oler el perfume, las palabras en la punta de la lengua, después de mis movimientos en falso y un taxi de madrugada, después de las casualidades estaba el error, y antes también estaba ahí.
Después del pulso de los acontecimientos estaba mi vestido manchado y mi vergüenza a flor de piel, en las uñas pintadas, una historia, de profesores, de pasillos, de nacimiento, estaba intentando atarte a algo mas allá de este pegajoso momento en que nada de esto se hacia definitivo y todo lo que te decía se borraba como discos duros malos. Después no hacia demasiado calor, pero antes tampoco, como el frío viene siempre a acompañar las derrotas, como me desconozco y te dibujo de memoria para intentar contener en la retina ese color de ojos, de pelo desordenado, de galletas y finales en los que mi escalera no era mas que una dentro de todas tus escaleras. Y acá vamos otra vez, mismos errores, mismos vestidos, vergüenza y una buena canción, que más nos queda, que mas dibujar, que más.