Para pensar en ti,
clausuro una a una las palabras viejas
inauguro algún silencio sobre las cosas nuevas
y acomodo los nombres,
Tú tienes el pelo como infinitas
guitarras relajadas
como lacios y tibios violines de
mañana
con el flojo vuelo de las gaviotas
dormidas
y la silvestre hebra de los helechos
o el musgo de las piedras
Te acorralo contra el sueño, dulcemente
y una mano se acurruca en una mano
y la otra enjuaga la ternura
en tu pelo como el tuyo.
Azul y dorada te pareces a la
primera mañana.
Eres lo que me faltaba para ser nosotros.
por eso tu nombre es el tú que me faltaba
por eso te pareces a mi alma.
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
Texto agregado el 10-10-2010, y leído por 184
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