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Estaba allí recostado en la baranda protectora; en su desesperación había tomado una decisión que según él, le resolvería todos sus problemas de una vez y para siempre, ya nunca mas tendría preocupaciones ni obligaciones.

En los últimos dos meses, su vida hubo de dar un vuelco total; perdió su trabajo, luego de un incidente con el jefe; su esposa le dejó y se marchó con sus dos hijos para otra ciudad, a miles de kilómetros de distancia, porque según ella, su carácter estaba sufriendo una transformación total hacia un individuo cada vez más violento; por último, le enviaron una nota de desalojo en 48 horas, de la que hasta ahora era su casa, por no pagar la hipoteca y no tenía muchas opciones de a donde ir. Pareciera como si todas las puertas de la vida se le cerraban a la vez, bloqueándole el camino hacia el futuro, un futuro por el cual luchó muy duro desde que pudo trabajar, un futuro con el cual soñó toda la vida y que ahora se esfumaba, llevándose todas sus ilusiones y sueños con él.

Ya estaba cansado de enfrentar al destino, sus fuerzas se desvanecían ante la dura realidad y no encontraba otra salida que esta que en minutos habría de tomar. Sus hijos quizás no le entenderían al crecer, pero para esa época ya él estaría lejos; sus amigos, bueno esos no les interesaba, porque ninguno se mostró en disposición de ayudarle, o tan siquiera darle un consejo cuando mas les necesitaba.

Había llegado a aquel lugar con una idea fija y nada ni nadie le detendría en su empeño por acabar con todo este agobio que le embargaba el alma. Encendió un cigarrillo, el último que quedaba en el paquete y que tenía reservado para este instante; mientras el mismo se consumía su mirada se perdía en la distancia, allá lejos en el horizonte donde el mar se fundía con el cielo en una conjunción de azules.

En su mente transcurrían estampas de su corta vida; su llegada al país a través de la frontera de manera ilegal; aquella noche cuando conoció a la que fue su esposa, en una famosa discoteca de la ciudad; cuando se casó con ella en una modesta, pero hermosa ceremonia a la orilla del mar; el nacimiento de su primera hija, hacia ya 10 años y dos años mas tarde, el nacimiento de su hijito, en aquel difícil, pero exitoso alumbramiento, que casi le cuesta la vida a su ex esposa y tras el cual decidieron no tener mas hijos. Todo pasaba como un feliz resumen de eventos, que luego fueron transformándose en la tristeza que hoy le invadía el alma, motivo por la que estaba allí para concluirla

Al cabo de unos minutos el cigarrillo llegó a su fin, se consumió casi en su totalidad; lo retiró de sus labios, lo miro y lo lanzó al viento. Ya era la hora, había llegado el instante previsto para la conclusión de sus problemas; miró hacia arriba en busca de Dios, susurró unas palabras apenas perceptibles y se encaminó a subir a aquella baranda desde la cual pretendía saltar al vacío para poner fin a su vida.

Ya tenia un pie encima de esta y trataba de subir el otro para saltar, cuando a sus espaldas un frenazo y un violento estruendo le hicieron perder el equilibrio y caer hacia la acera; desde el suelo miró hacia el lugar de donde provino aquel ruido y pudo constatar que un auto rojo deportivo yacía literalmente incrustado en la baranda y en peligro de caer al vacío con sus ocupantes dentro. Se incorporó un poco adolorido y sin pensarlo corrió al lugar.
Al llegar observó que dentro del auto yacía inconciente una mujer y en la parte trasera del mismo, un niño lloraba desconsoladamente desde su asiento infantil; el auto se balanceaba en el borde de la acera de manera peligrosa hacia el vacío; el impacto fue tan violento que desprendió la baranda de uno de los lados que la sujetaban, haciéndola pender del puente desde el otro lado que aun la sujetaba. Sin pensarlo dos veces abrió la puerta del auto y sacó a la mujer que estaba atrapada entre el asiento y la bolsa de aire del mismo, impidiendo poder llegar al bebé que lloraba sin cesar, la desconectó del cinturón de seguridad, tomándola con suavidad y depositándola en la acera; luego con mucho cuidado, para evitar movimientos bruscos, que pudieran hacer caer el auto, movió el asiento delantero y retiró al pequeño del asiento infantil. De una de las manitas del niño brotaba un poco de sangre por lo que trató de hacer todo con sumo cuidado, en realidad no conocía que tipo de lesión pudiesen tener ambos.

Ya para entonces el tráfico vehicular en el puente se había detenido y algunos conductores también llegaban; unos minutos mas tarde llegó un auto policial a toda velocidad y del mismo descendió un oficial, que tomó control del lugar, para evitar que los curiosos se acercaran mucho; luego llegaron los paramédicos, que al instante empezaron a hacer su trabajo.

… ¿Qué cosas tiene la vida?... pensó.
… Resulta que estaba allí para acabar con su vida, para renunciar a cargar por mas tiempo todos sus problemas y se acababa de convertir en un héroe, al salvar a aquellas dos personas que nunca antes había visto…
… ¿Será que Dios me está dando una oportunidad con esta señal?... Se preguntó
… ¿Qué hacer ahora, si sus planes de suicidio se habían truncado con esta situación?... Siguió cuestionándose…

Pasaron unos minutos y la ambulancia con los paramédicos partió del lugar con el acostumbrado ruido de sirenas; el oficial de la policía se le acercó para tomar su declaración y agradecerle por su valentía al haber arriesgado su vida para tratar de salvar la de aquellas dos personas.

…¿Arriesgar mi vida? …. Pensó… Si yo lo que estaba haciendo era tratar de acabarla…

- ¿Dígame oficial y como están ellos? - Preguntó afligido.
- La verdad es que según lo que le oí a los paramédicos, la señora sufrió un traumatismo severo en su columna vertebral, que es muy grave y puede ser que quede parapléjica para el resto de su vida; en cuanto al niño, creo que solo tiene una herida en su manita. - Le respondió el oficial.
- ¡Qué pena siendo ella tan joven!. - Exclamó.
- Si, así es, según sus documentos, tiene 26 años y el niño 4 añitos. - Dijo el oficial.

Una hora mas tarde ya todo había terminado y solo el policía quedaba allí, esperando al personal de mantenimiento vial, que vendría a reparar la baranda del puente; entonces tomó el auto que había estacionado a la subida del puente y se marchó de aquel lugar.

… Yo tratando de acabar mi vida por problemas, que siento que me agobian y la vida me muestra que existen personas con problemas mayores … pensó mientras conducía sin rumbo.
… ¡Qué egoísta he sido con la vida y con Dios!... Exclamó entonces.

Texto agregado el 07-10-2010, y leído por 74 visitantes. (0 votos)


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