Acariciar sus manos, sentir la fuerza de su mirada cuando nuestros cuerpos se encuentran en un sentir. Sus labios se encuentran con los míos, esos que a veces, no pueden gesticular sentimientos. Mi cuerpo tiembla cual una niña convirtiéndose en mujer. Solo me permito el sentir, no el pensar.
Texto agregado el 06-10-2010, y leído por 222 visitantes. (2 votos)