Cuento de terror.

Quiero avisar que yo entro en ésta página, pero si mi computadora se infecta con un virus me retiro (Justamente estoy aquí para no ir derecho al infierno del calor y del fin). Es que busco el camino más extenso pues no llevo prisa, por ello no me quejo tanto. Pero por nada del mundo deseo que mi computadora, previo volverme loco, se detenga por estar infectada.
Soy profesor de armado y reparación de computadoras pero igual pienso que si entra un virus es porque algo hice mal. Estoy en la feria y voy a comer un pancho. Pero ensayo lo que voy a decir en mi biografía. Estuve pensando que voy a decir que soy católico y cristiano, pero en realidad pienso que Dios está en todas partes, solamente que a mi me toco esa cultura religiosa y debo respetarla.
Se acerca un hombre a pedirme la hora, y yo a cambio le solicito que indique donde hay un baño químico, urgente que me hago en cima.
Después de orinar, como presa de un sueño, como un estúpido, comencé a imaginar que estoy en el cementerio caminando entre cruces y en una de ella hay una soga donde poder colgarme del cuello.
Mi conciencia me dicta que es como un flash paranóico que he tenido.
Y mi hijo adolecente a mi lado que me mira a los ojos haciendo que me ruborice.
Él fue quién me llevo al sitio, quien me llevo a la maldita computadora quien absorvió mi vida. Aturdido por los ecos de la conciencia, sin poder dominar el cuerpo, entonces tomé un cuchillo de un puesto que enseguida se hiso puñal, descargando toda la inseguridad que me posee, hundiendo el arma en su corazón.
Así es que quedamos abrazados, ahora el tomándome del pescuezo (con el perdón de los ángeles presentes, cual bañista que se agarra del trampolín y no sabe que hacer) rodeados del público que nos mira absorbidos por el espanto, que pobres, los paraliza por completo.
En una quietud divina que alterna entre diferentes colores, vemos la patética escena de un paricidio, con los dos protagonistas discutiendo por quien es el titular de la computadora, el verdadero administrador de la maquina.