Engalanado, caminas por la alfombra roja del deseo ajeno, provocador y socarrón.
Con tu sonrisa, enorme y encantadora de vendedor de chicles masticados, divino charlatán.
Paseas ante las guacamayas de la prensa, lanzan sus olores imaginarios y te piden las poseas.
Te sientes tan tuyo, tan estrella, miras sobre el hombro a esos de quienes tu ego se alimenta, gente de esa que no le gusta la naturaleza.
Mesíanicos delirios los tuyos, creyendo tus propias mentiras, te repites que eres el mejor, que eres el rey, que nadie puede contigo.
Mitómano de la puta perdida,
Políticas desconocidas rigen tu código inescrutablemente dogmático.
Ahora te bañas en esa fosa séptica que tantas arcadas te provocaba.
Maldijiste tus dones, tus letras y tus palabras, la ingratitud siempre se devuelve con saña.
Lo sabías, solo una persona te sabe, solo una en oro perdurable tus letras convertía.
Quiza no pasó ayer, pero hoy es posible que comiences a proferir lamentos, te habrás dado cuenta (o quiza dejes por fin de engañarte), que por mas halagos y flashazos haya en tu cara, por más que niegues mi existencia, por más ovaciones incomprensibles...
...bueno, ya lo sabes, sin mi, estas solo. |