Para Silvina Pauluzzi Alsogaray En el Parque del Amor las hojas muertas de otoño son un crujiente colchón para el descanso y el gozo. Del parque al fondo el rumor de la fuente sempiterna acompaña a un ruiseñor que ha bajado de la sierra. El sol recorre tu piel para aumentar su tibieza y el viento trae el olor de humedad que da la tierra. Hoy tengo una sensación de inmensidad y el planeta gira en la vasta extensión del ser cuando el tiempo cesa. Un segundo es un milenio de intensidad en la eterna inifinitud del amor cuando Dios anda de siembra. En el Parque del Amor tu y yo abriremos las puertas para que nazca la vida de entre un montón de hojas muertas.
Texto agregado el 02-10-2010, y leído por 251 visitantes. (3 votos)