Sergio dice que debajo de su cama hay monstruos que de vez en cuando se meten en su armario para darle un susto tremendo. Él los tiene controlados en la cama, pero cuando desaparecen y abre el armario... Aparecen si avisarle... Y sólo le queda llorar para calmar un poco la ansiedad cuando ve esos seres mágicos de horrible aspecto.



Puedes llamarlo sueños o pesadillas, pero todos estos monstruos pertenecen al mundo de lo irreal, lo fantástico, fuera de todo alcance de lo entendible por nosotros (el mundo de los mayores y de los papás) despojados de fantasías.



En este mundo, el mundo de los sueños estamos solos, los niños y unos pocos como yo. Tenemos todas las puertas cerradas. Sergio me cuenta algún sueño, lo comparte conmigo, pero eso no significa dar entrada a ese mundo mágico, privado, sólo es mostrar una pequeña parte de su fantasía... y que nadie le pueda recriminar diciéndole que eso no es real, que lo olvide.



A veces, cuando la realidad me supera, al apagarse las luces y el silencio aparece, escucho atentamente y soy capaz de oír como los monstruos de mi cama (a veces de mi armario) emiten susurros casi imperceptibles para nadie. Sólo unos pocos, que aún conservamos los más hermosos o inimaginables placeres mezclados sin tiempo ni espacio, podemos escucharlos.



Nunca supe en qué momento o cómo ocurrió el descuido para seguir manteniéndolos en mi casa.



¿Una puerta quedó entreabierta sin llave o cerrojo?