MADRE
Fue tan brusca tu partida
Destrozó mi corazón
Y la luz de tu sonrisa
En quimera se truncó.
El fulgor de tu mirada,
No ilumina mi existir,
Tu presencia tan amada,
Hacia Dios, quiso partir.
Y revivo los abrazos,
tantos besos que te di,
lamentando cada instante
que contigo no viví.
Por tu ausencia absoluta,
Grita y llora mi existir,
Y los días son tan largos,
Sin razón para vivir.
Cada aliento que respiro,
Usurpando mi existir,
Pues morirme yo deseo,
para estar hoy junto a ti.
A Dios he de suplicarle,
Que apacigüe mi dolor,
Pues no dudo ni un instante,
Que en su seno te acogió.
La esperanza de encontrarte,
Ver tu rostro y abrazarte,
Cada día, cada instante,
De mi vida lo que falte,
Fortalece mi fe en Dios.
El gran logro que me inspira,
A luchar contra el dolor,
Es el sueño de que un día,
Nos reúna el Señor¡¡¡¡
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