No sé cómo empezar a decir
lo que siento.
Quizás pudiera
escribirlo con unas cuantas
estúpidas palabras,
sacadas de algún muy viejo libro
de poemas, que algún otro viejo
beodo de bourbon y amor escribiera.
Quizás sólo me baste una mirada,
mis ojos perdidos en los tuyos
como si nada más en el mundo existiera.
Desaparecerían el cielo
y la tierra,
no habría más luna ni estrellas,
sólo tú, frente a mí,
esperando un tonta palabra
que tercamente no se atreve a salir,
pues se encuentra cautiva,
entre mi corazón
y mi voz.