“Una vez hayas probado el vuelo, caminarás sobre la tierra con los ojos alzados hacia el cielo; ya que allí has estado y allí ansías volver.”
LEONARDO DA VINCI
El viejo Narciso me decía siempre, hacer papalotes es un arte, porque todo lo que hace el hombre como creador es un arte viste. La verdad que no se si esto es cierto o no, pero el Viejo sí que sabía hacer papalotes, también eran buenas sus tira piedras, pero nunca me dijo de ellas que eran un arte.
La cosa es que no recuerdo como conocí al viejo Narciso, seguramente naci y el ya estaba ahí en el barrio, haciendo los papalotes más baratos para todos los niños del Vedado. Lo que sí recuerdo es que cuando crecí el ya estaba vendiendo su arte por unas pocas monedas, con ellos nos recorríamos toda la Habana derrotando a cada niño que se ponía adelante.
Yo ya era grande cuando se empezaron a reír de él, o por lo menos así lo recuerdo; la bebida le hacía mal, rompía cosas tiraba, piedras a la calle, incluso alguna vez lo vi romper el vidrio de un auto que pasaba por la puerta. La gente ya lo conocía, asique seguía su camino, pensaba que fue un error pasar por la puerta del Loco Narciso y nada más. Yo digo esto porque fue a mi papa al primero que le rompió el vidrio.
Todavía me acuerdo de una noche de jueves, tipo nueve, hacía un ratitito nomas, había sonado el cañonazo. Yo acababa de comprar un helado en la Coppelia, cuando al pasar por la Plaza de la Mariana Grajales, vi a Narciso sentando al ladito nomas de ese pino que está en la esquina, entonces me acerqué y le pregunte si quería un poco de helado, Él no me respondió, y después de un rato me anime a preguntarle si le pasaba algo. Cuando me miro a los ojos vi que estaba igual a cuando salía del Bar de Roque, con los mismo ojos, entonces me agarro de la mano y me dijo. Yo no quería hacer papalotes, yo quería ser revolucionario, yo quería derrocar a la tiranía. Ven Silvio, yo te voy a contar como la conocí, yo te voy a enseñar como se hacen los mejores papalotes del mundo.
Vos sabes que en esta plaza, esta cosa llena de polvo, se hacían los torneos de papalotes más grandes de la Habana. Cuando yo tenía como tu edad más o menos, sabes que sí. Se juntaban de todos lados los chicos, esto estaba lleno, no como ahora, ahora no hay nadies vistes.
Ella siempre venia a ver, era hermosa, una cara de ángel vos sabes. Yo nunca traía papalote, mi Padre trabajaba en la azúcar asique nunca estaba en casa, Mamá, no sé qué fue de mama; me dijeron que se fue un día. Y la Tía, ella no sabía nada de papalotes.
Uno no se podía acercar a ella sin un papalote, era la hija del general vos sabes. Como te vas a acercar a la hija del general sin papalote. Pero Silvio ¿sabes cuál es el secreto para hacer el mejor papalote?; Yo solo pude decir que NO. Mira Escaramujo, el mejor papalote es aquel que no es perfecto. JA mi risotada puso medio nervioso a Narciso, y después le dije, pero estas loco Narciso, qué decís, ya estás diciendo pavadas como cuando salís de lo del Roque. ¡No nene! , que decís, yo cuando hablo de ella no juego, te tendría que limpiar la boca con jabón para que aprendas a respetar a los muertos.
Entonces continúo. La belleza de una mujer radica en sus defectos vos sabes, una mujer perfecta es aburrida, pero si cuando se ríe se le hace un hoyito en el labio, como a ella, o si su flaqueza extrema sirve para que cada abrazo envuelva tu mundo varias vueltas, eso es la perfección. Entendes ahora Chamaquito. Yo no entendí nada. Pero me pareció que había que decir que si, por ahí me confiaba el secreto de sus papalotes.
Silvio, como te decía, el secreto de los papalotes está en su imperfección y yo lo aprendí solo; la tarde en que al final me anime a hacer uno, lo descubrí casi por arte de magia. Me puse a pensar en que si no hacia el mejor papalote nunca la conocería, y entonces millones de papeles y varas de madera empezaron a andar por el cuarto, se unían, se cruzaban y se pegaban, y yo que miraba, corría y agarraba, no sé qué paso; pero cuando lo vi, ahí estaba el papalote mas imperfecto de todos. El lado izquierdo estaba mucho más abajo que el derecho, la punta se curvaba y de la parte posterior salían un par de palos, yo nunca había una cosa así, pero igual era hermoso.
Sabía que tenía que ir a la plaza con él, no había forma, ella había inspirado esa obra, ante ella debía probarlo. Esa tarde tome la navaja de mi padre y me fui. Fue increíble, ella estaba ahí, entonces la primer batalla y mi papalote volo. Fue muy difícil en un comienzo pero ganar fue fácil ese pequeño desperfecto hacia de las bajadas hacia la izquierda de mi amigo un relámpago, corte el hilo de ese niño en menos de 5 minutos. Fue la batalla más corta que yo había visto en esa plaza. Y ella se acerco a decírmelo, me dijo que el papalote era feo pero ganador, que ella podía ayudarme a hacerlo más lindo. Nos pasamos toda esa tarde pegándole mostacillas y papelitos. Ella me conto, porque era muy estudiada, vos sabes de eso no Silvito, no sabes todo lo que sabía. Sí, ella me lo contó, me dijo de donde viene el nombre papalote, es de una palabra de los Indios que se escuchaba algo así como Papalotl; Papalotl significa mariposa, y las mariposas son las almas de los guerreros que vuelven a la vida, Escaramujo eso es así.
A ese papalote le dibujamos una mariposa tan hermosa, casi tan linda como ella. Nunca más me separe de ella después de esa tarde, nunca nadie nos gano en esa plaza. Pero todo en la vida termina, entonces un día por el 58 me agarraron, éramos jóvenes y revolucionarios vos sabes, me agarró el mismísimo padre, el General, me metieron en la fortaleza, en la del cañonazo acá del otro lado del río. Silvio la guerra es mala, me pegaron mucho, la pared de mi celda termino siendo sangre, ya nunca pude tener hijos después de eso, podes creer.
Pero una noche la luna brilló diferente, la puerta se abrió de allí apareció ella, abrió mi celda y volamos juntos. Silvito que te puedo decir, cuando uno ve a la Habana desde allá arriba, no la quiere ver más desde abajo. Vi que se despidió del padre, y nos echamos a volar éramos dos papalotes por la Habana.
Después no me acuerdo de mucho, solamente que estábamos en una trinchera todos juntos, yo con ella y muchos más. Una tarde el Argentino nos dijo que entraríamos a la Habana. Ya hacía mucho que no veía mi Habana, tenía ganas, pero vos podes creer Silvio que ella no, no quería, porque a la Habana, la estaba cuidando su padre, no quería pelear con su padre. Una vez me había confesado que la noche que partimos de la ciudad, ella y su padre quedaron como enemigos para siempre, que no había vuelta atrás.
Aquella batalla fue larga, pero aguantamos, muchas balas, por todos lados, pero a la vueltita de aquí, si más o menos por allá, casi por la 25 y B, una bala llego al Corazón de ella, quedo ahí, tiradita. Pero vos podes creer que un vientito vino y se la llevo, obvio que no se la llevo así como así, era flaca pero no tanto, el vientito la transformo en Papalotl, viste.
No entendí mucho de lo que me conto esa nochecita Narciso, pero unas mañanas después de ese día en la plaza hubo una invasión de mariposas, fue un día especial, todos corrimos mariposas bailamos con las mariposas y jugamos toda la tarde, creo que nadie fue a la escuela ese día, por lo menos yo no fui. Al viejo Narciso no lo vi más y mi papa empezó a pasar más seguido por la puerta de la casa, pero yo no vi más papalotes ganadores por el Vedado.
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