-Dame tu mano
- ¿ahh?
- tu mano…¡¡Rápido!!
- ¿mi mano?
- si tu mano…¡¡Rápido!!
…... Recuerdo aquel día. Fue una tarde maravillosa, fuimos al rio, recogimos frutas, buscamos el lobo feroz por el bosque, jugamos al escondite, perseguimos conejos y finalmente nos tiramos entre las flores silvestres a mirar las caras que tenían las nueves para nosotros; esa tarde mi padre y yo vimos un cóndor volar, enseguida corrimos a lo más alto de la montaña, para admirar ese majestuoso animal. La elegancia de su vuelo distrajo mis ojos por minutos, minuto y más minutos. El ave parecía intranquila, miraba fijamente los riscos de nuestro frente y volaba rompiendo el viento de un lado hacia otro, por un momento el cóndor desapareció de nuestra vista y se perdió entre las nubes, justamente en la que tenía cara de dinosaurio.
El cielo y sus colores anunciaron el crepúsculo y mi padre decidió que regresáramos, yo me quede mirando el cielo con la esperanza de volver a verlo volar, de repente, como una flecha el cóndor rompió la nariz del dinosaurio y despendio con tanta velocidad hacia los riscos de mi frente; yo, cerré lo ojos y comencé a llorar, grite a mi padre que el cóndor se había estrellado y sobornándolo con mis lagrimas logre que el aceptara ir a buscarlo para ver como se encontraba.
Bajamos corriendo hasta el rio y empezamos a trepar la montaña, pasamos la vega y encontramos los riscos en los cuales el cóndor había caído, < no está, volvamos a casa > menciono mi padre, decidí escalar un poco sin importar lo que pasara , mi padre enojado me gritaba que volviera abajo o me reprendía, sin embargo mi deseo de encontrar a el cóndor pudo más que la amenaza de mi padre, así que escale un poco más, hasta que encontré un lugar plano; y allí estaba el gigantesco animal en brazos de un viejo que acababa de arrebatarle una pluma; me acerque sin decir una palabra, un poco asustado y un poco atónito por la escena que mis ojos registraban.
¿Hermosos verdad? Es una pena, pero era lo mejor para él, exclamo el anciano, agregando unas palabras que nunca se borraran de mi memoria “¿sabías que el amor del cóndor es un amor eterno? Si así es pequeño infante, el cóndor elije un sola pareja para toda su vida e ira con ella hasta la muerte, admirable ¿verdad? la pareja de este viejo cóndor murió hace días ahora están juntos en el mas allá” toma hijo aquí tienes un regalo de mi parte compártelo con el amor de tu vida y cuéntale esta historia, entregándome la pluma que minutos antes había arrancado de una de las alas del cóndor en ese momento escucha a mi padre gritar muy cerca de donde estábamos, asustado y sin saber que hacer me dirigía hacia la peña para responder al grito de mi padre, baje con él y fuimos a casa.
Ahora bien, dame la mano…contemplemos el final de la noche, ¡toma! Es para ti…
-¿ah? Esta es la pluma…
-Sí lo es, esta noche quiero regalarte un amanecer y esta pluma… No tengo más para darte….
¿Me aceptarías así?
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